La escuela República de Méjico, en el barrio de Alberdi, fue devastada durante el fin de semana. Todas las aulas resultaron violentadas, los armarios y los vidrios fueron hechos añicos y los papeles, láminas y útiles destruidos y tirados por el piso. A pesar de los destrozos, los faltantes fueron mínimos y el sitio que más padeció el demencial acto fue el quiosco que funciona dentro del establecimiento. El ataque fue asignado por algunos vecinos a un grupo de jóvenes que la madrugada del sábado fueron vistos en las inmediaciones del establecimiento, ubicado en Warnes y Gurruchaga, cargando grandes bolsas plásticas. En tanto, las autoridades y docentes de la escuela decidieron suspender las clases hasta el miércoles y convocaron a los padres para reorganizar la institución a la que concurren unos 800 alumnos.
Los destrozos fueron descubiertos ayer a la mañana, cuando la vicedirectora de la escuela abrió las puertas. El panorama era desolador. Los atacantes provocaron destrozos en las más de 15 aulas ubicadas en los dos pisos del establecimiento. En cada salón el escenario era el mismo: armarios abiertos, papeles y material didáctico tirado en el piso, mesas y sillas desparramadas.
"Esta es una escuela que se hizo con la colaboración de toda la comunidad, sin recibir apoyo oficial de ningún tipo", indicó Graciela Jannini, a cargo de la dirección. "Llevó muchos años construir todo lo que se puede ver, desde juntar los muebles hasta la pintura de las aulas. Da mucha bronca ver como todo quedó destruido", dijo la docente. La mujer remarcó que la situación socioeconómica del barrio tiene eco en la escuela, a la que cada vez le cuesta más recaudar tanto desde la cooperadora como en distintas actividades.
Las docentes señalaron que los autores de los destrozos no tenían intención de robar. "Tres salones tenían dinero en los armarios, en uno estaba la alcancía abierta, y la dejaron como estaba; en otro, el dinero estaba en un monedero que dejaron arriba de la mesa", señaló una de las porteras. Tampoco faltaron grabadores ni televisores, que fueron encontrados encendidos "como si se hubieran puesto a ver películas".
Seguridad lejana
La falta de medidas de seguridad es el tema que más preocupaba ayer a docentes y padres de la escuela República de Méjico. "No podemos poner una alarma por el costo que implica, pero además, porque tiene una cuota de mantenimiento que no podemos afrontar", indicó la directora.
Por su parte, los padres plantearon la posibilidad de contar con porteros durante la noche. "Sabemos los alcances de los recortes, pero no sería para tener más personal, sino para que las nuevas contrataciones, de acuerdo al crecimiento de la población escolar, se pudieran implementar durante las horas en que la escuela está cerrada" señalaron. La propuesta también quedó planteada para los recesos de verano e invierno.
Además de libros y documentación, los atacantes rompieron microscopios, quemaron láminas, e incluso intentaron prender fuego a las cortinas de un salón, aunque no lo lograron.
Otra de las áreas que sufrió destrozos fue el quiosco que funciona dentro del establecimiento, donde para ingresar los malhechores debieron no sólo romper los vidrios, sino doblar los marcos de las ventanas. En ese sector, las docentes encontraron marcas de sangre en la puerta y en el suelo, que ayer fueron peritadas por la policía. También desarmaron a golpes varios escaparates y desenchufaron la heladera. "Se llevaron cintos, billeteras y todo lo que estaba en el depósito, pero lo más llamativo es la malicia con la que actuaron", dijo la mujer a cargo del puesto mientras observaba los vidrios de puertas y ventanas, tanto del interior de la escuela como algunas externas, que quedaron destrozados.
Las autoridades convocaron a los padres de los alumnos para reorganizar y limpiar la escuela, que no dará clases hasta el miércoles.
La Ciudad
