U.G. Mauro
"Sobre los megaconciertos, lo único que puedo objetar es que me parece que un recital de más de dos horas de música clásica es un poco demasiado", dijo a Escenario el guitarrista rosarino Ernesto Bitetti, quien mañana, a las 21, ofrecerá en el Monumento Nacional a la Bandera un concierto en el cierre de las actividades programadas para conmemorar los 100 años del nacimiento del compositor español Joaquín Rodrigo. El guitarrista actuará acompañado por la Orquesta Sinfónica Provincial que dirige el maestro Juan Rodríguez
El músico, considerado uno de los mejores guitarristas del mundo, hoy radicado en España y con una trayectoria que lo llevó a tocar en las salas más importantes como solista o junto a las mejores formaciones y directores, recordó la relación de amistad que sostuvo con Joaquín Rodrigo y reflexionó sobre la relación entre la música clásica y el mercado del disco.
Ponderó así mismo Bitetti la labor y la personalidad del tenor José Cura, con quien grabó junto a Eduardo Delgado el disco "Anhelo".
-¿Cuál es el repertorio previsto?
-Vamos a ofrecer dos de las obras más populares de Rodrigo, el "Concierto de Aranjuez" y la "Fantasía para un gentilhombre".
-¿Desde cuándo está relacionado con la producción de Joaquín Rodrigo?
-Desde pequeño, y cuando me radiqué en España en 1968 fue de las primeras personas que conocí. El hasta estuvo presente en mi casamiento y a partir de allí iniciamos una amistad por la que hasta me dedicó una obra como la sonata "La española". También asistió a la primera grabación que hice del "Concierto de Aranjuez" en 1967.
-¿Qué recuerda de su personalidad?
-Era un hombre muy condicionado por su ceguera. Le costaba mantener una conversación demasiado extensa porque se ponía muy nervioso. Era también muy irónico, sarcástico y generoso, pero su principal don era la humildad.
-¿A qué se debe que en el país, y más aún en su ciudad, no se consigan sus discos?
-Es cierto. En Europa circulan aproximadamente 18 discos míos, mientras que aquí hay sólo uno. Es un problema de mercado, ya que la compañía que me distribuye, EMI, es muy importante, pero el mercado de lo clásico está muy reducido. Una disquería local especializada a veces debe importar mis discos desde Gran Bretaña porque aquí no están en el mercado.
-¿Se trata sólo de eso? ¿Hay demanda y se valora correctamente esta música?
-Todo es marketing. Las empresas quieren beneficios inmediatos. Ultimamente las grabadoras adoptaron una medida que existía para el pop pero no para la música clásica, que es el descatalogar discos que no se venden, en función del número y no del artista. La música clásica antes tenía un fondo de catálogo y cada disco de esos artistas tenían por lo menos 20 años de vigencia, porque la música clásica por su esencia no puede pasar de moda.
-¿Esas políticas de grabación atentan contra el artista?
-No. Hacen variar el mercado en el sentido de que éste no se reduzca al coleccionista. Se dirige a los jóvenes, combina cuatro temas de los más populares, diversificando todo el panorama clásico en un CD y es al menos un primer paso, un punto de contacto.
-¿Es válido el planteo de Martha Argerich de organizar megaconciertos para evitar que el público caiga en el aburrimiento?
-El aburrimiento no debe existir si el artista tiene mucho que ofrecer y más si un artista no se repite. Martha Argerich puede hacer y decir lo que quiera porque es una persona fuera de serie como artista y pretende una diversificación de su propuesta ofreciéndoles una oportunidad generosa a artistas jóvenes. Lo único que puedo cuestionar es que los conciertos clásicos de más de dos horas me parecen un poco demasiado.
-En ese sentido, ¿cuál es su posición?
-Un concierto debe ser una ceremonia en la que el artista parezca que toca para cada uno de los presentes.
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La Ciudad
