Año CXXXV
 Nº 49.306
Rosario,
martes  20 de
noviembre de 2001
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Vecinos de Arroyito denuncian ola de robos y desprotección
Hubo al menos cuatro atracos en casas de la misma cuadra durante el último mes

Un grupo de vecinos de Arroyito ya no se anima a abandonar su casa ni por quince minutos. Ese es el tiempo que les lleva a los ladrones que acechan la zona para arrancar las rejas de alguna ventana y desvalijar la casa. Actúan con velocidad, sigilo y conocimiento del terreno. Sólo en los últimos 30 días se registraron cuatro robos a casas de familia de Olivé al 900. Por eso ayer cortaron la calle para reclamar seguridad y una mayor vigilancia policial por parte de los efectivos de la seccional 9ª, con jurisdicción en la zona.
Unas 30 personas se autoconvocaron en la esquina de Olivé y Leguizamón para reclamar medidas frente a la creciente ola de arrebatos y asaltos a casas de familia de la zona comprendida entre el Parque Alem, Drago, Juan B. Justo y Ferreyra. Allí, los ladrones entran en acción apenas sus moradores dejan la casa sola. Actúan a toda hora y "con información precisa sobre horarios de salida y regreso". Ingresan por los techos o algún patio, fuerzan las rejas de alguna ventana y revuelven todo en busca de los mismos objetos: dinero, joyas, zapatillas y electrodomésticos. Actúan con sigilo y luego desaparecen sin que otros vecinos hayan notado ruidos extraños.
Los vecinos aseguran que en la seccional 9ª se limitan a tomarles la denuncia y que ningún robo fue investigado desde que se desató la ola de inseguridad en un barrio tradicionalmente tranquilo. "De vez en cuando pasa algún patrullero, pero no hay vigilancia. En la comisaría dicen que no tienen medios para vigilar porque hay un sólo móvil", revelaron los vecinos, que contabilizaron diez robos en siete meses en una misma manzana.
En los últimos días tomaron algunas medidas para paliar la desprotección que sufren: decidieron avisar a otros vecinos cuando dejan la casa sola y tratar de estar más tiempo en la calle. "Pero la seguridad no tiene que correr por cuenta nuestra sino de la policía. Son ellos los que tienen que tomar medidas", reclamó Diego García, mientras un grupo de vecinos reconocía que sus sospechas giran en torno a algunas "barritas que andan por el barrio". Es más: suponen que tienen como aguantadero las instalaciones de un club abandonado de Juan José Paso al 900 donde "por las noches se escuchan ruidos y música fuerte".
En el último mes, cuatro familias de Olivé al 900 regresaron a sus viviendas y las encontraron devastadas. El pasado sábado 10 de noviembre, Alina, una comerciante de 29 años, salió de su casa de Olivé 942 a las 20.45. Cuando volvió encontró todo revuelto. Le habían robado dinero, una filmadora, una cámara de fotos y un nebulizador. Una semana después ingresaron a la vivienda de Olivé 998. Laura, su dueña, había ido al casamiento de su hijo a las 20.45 y cuando regresó los ladrones habían saqueado la casa. Se llevaron alhajas, prendas de vestir, y el dinero que su hijo había ahorrado para irse de luna de miel. "Hace 50 años que vivo en este barrio y jamás pasó nada. Estos no son robos aislados. Queremos que la seccional nos diga qué es lo que está pasando", apuntó una mujer que vive desde hace 50 años en el barrio.



Los vecinos piden a la seccional 9ª más vigilancia.
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