Año CXXXV
 Nº 49.306
Rosario,
martes  20 de
noviembre de 2001
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Expertos sudamericanos debaten cómo revertir la fuga de cerebros
Se realiza un encuentro en Buenos Aires. Más de 35 mil científicos se fueron del país en los últimos 30 años

Expertos sudamericanos de primera línea debatirán hoy y mañana en Buenos Aires distintas propuestas para contener la fuga de cerebros, fenómeno mundial que afecta también, llamativamente, a países desarrollados.
Una veintena de expertos de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile discutirán las ponencias a puertas cerradas en los talleres "Hacia la construcción de políticas públicas en el área de migraciones profesionales". El encuentro fue organizado por la Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior (Raíces), de la Secretaría para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva (Setcip).
De los primeros intercambios previos surgió la idea de que la emigración de científicos y técnicos no es exclusiva de un lote de países, que tiene causas múltiples y también variadas fórmulas para limitarla. "Los científicos que quieren volver son más de lo que se piensa", aseguró María Fernanda Musso, coordinadora de Raíces.

Buscan propuestas
Los organizadores se han propuesto que los talleres, en lugar de una ronda de exposiciones sin destino cierto, fueran dos jornadas de trabajo entre conocedores que concluyan con propuestas puntuales, al menos para la región.
Entre los invitados extranjeros se cuentan Jorge Martínez Pizarro (Chile), Glaci Zancan, Enio Candiotti e Ivan Chambouleyron (Brasil) y Fernando Lema (Uruguay). A ellos se sumarán, entre otros, los argentinos Mario Albornoz, Enrique Oteiza, Andrés Carrasco, Mario Rapoport, Gloria Bonder y José Eduardo Wesfreid, este último director de Investigación de la Escuela de Física y Química de París.
El Nobel de química argentino César Milstein advirtió que "si los países en desarrollo se olvidan de que tienen un reservorio de material humano que les ofrece una oportunidad única, se avecina una tragedia. La Argentina está en una posición privilegiada porque es un país lleno de talentos".
Entre 35 mil y 50 mil científicos y técnicos dejaron el país durante los últimos 30 años, y 5 mil están hoy radicados definitivamente en países desarrollados, según Oteiza, del Instituto Gino Germani.
Aunque ni organizaciones internacionales ni estados han logrado precisión en la medición del fenómeno, las cifras disponibles para la Argentina impresionan si se considera que cada formación universitaria le cuesta al Estado al menos 25 mil dólares.
Según Lema, asesor de Raíces, América latina y el Caribe perdieron unos 30 mil millones de dólares en las últimas cuatro décadas, y los países sudamericanos sufrieron por fuerza más que el promedio regional.
China, India, Corea del Sur, Indonesia y Pakistán son otros países muy afectados por la fuga de cerebros, pero también a España y Canadá alcanza el fenómeno.
Estados Unidos sigue siendo entre los países más desarrollados el que más atrae cerebros. En diciembre de 2000 elevó los visados para trabajadores "muy calificados" de 140 mil a 195 mil al año.
El problema ha tenido en los últimos años un enfoque común, que es el de aprovechar la propia migración para establecer vastas redes a través de las cuales se recupere no personas sino su conocimiento.
Una variante combinada son las becas mixtas o actividades académicas como seminarios o tutorías en las que se repatría al científico un tiempo corto para enseñar y mejorar la ciencia y la tecnología en su país de origen. "Pasar de la fuga de cerebros (brain drain, en inglés) a la ganancia de cerebros (brain gain), a través de una red de cerebros", explicó Lema. El programa Raíces es un ejemplo de aplicación práctica de aquel principio.
Otra posibilidad que se ha planteado y se considerará entre las propuestas en Buenos Aires puede ser la de usar políticas impositivas, según se discutió ya en el Programa de la ONU para el Desarrollo (Pnud). (Télam)



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