Año CXXXV
 Nº 49.305
Rosario,
lunes  19 de
noviembre de 2001
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Trágico final de una reunión en la villa de Seguí y Convención
Un joven muerto de un disparo en medio de una fiesta de cumpleaños
La víctima, de 23 años, habría discutido con sus agresores por la pertenencia de un par de casetes

Eduardo Caniglia

El cumpleaños que se inició entrada la noche, en una precaria casilla de una villa miseria de la zona sureste de la ciudad, derivó en una fatal pelea por la propiedad de unos casetes y concluyó con un muchacho de 23 asesinado de un disparo. Cuando la fiesta terminó y la policía llegó al lugar, uno de los participantes del episodio fue apresado bajo la acusación de ser el autor del crimen.
El mediodía de ayer, todo era silencio en la villa de bulevar Seguí y Convención. Los códigos de silencio se habían apoderado del barrio. Nadie había escuchado ni visto nada de lo ocurrido. Aunque todos, como cada fin de semana, escucharon la música bailantera hasta altas horas de la madrugada.
Según señaló una fuente policial, todo se inició en una precaria casilla de la villa ubicada a pocos metros del célebre comedor conocido como lLos Comegatos. Allí se desarrollaba una fiesta para festejar el cumpleaños de un vecino del barrio y muchos muchachos se habían acercado al lugar.
Cuando el reloj indicaba las 4.30 del incipiente domingo los jóvenes se divertían al compás de la cumbia y las botellas de cerveza pasaban de mano en mano. Así las cosas, un grupo de los presentes comenzó a discutir por cuestiones que no fueron precisadas pero que la policía atribuyó a "la pertenencia de unos casetes".
Entre quienes discutían estaba Juan Ramón Lombardi. Del otro lado, tres muchachos agotaron las palabras y decidieron abandonar la fiesta. Parecía que todo había vuelto a la normalidad y la música volvió a escucharse con todo el volumen. Sin embargo, los tres muchachos regresaron sorpresivamente con la intención de dirimir las diferencias a los balazos.
Ante ellos algunos de los presentes intervinieron en la pelea y todo se trasladó a unos pocos metros de la casa, sobre un viejo puente de hierro del ferrocarril debajo del cual se levantan varios ranchos.
Allí cayó desplomado Lombardi, en el medio de la discusión, luego de que uno de los contendientes extrajera un arma y disparara dos balazos. "El tipo llegó, se sumó a la gresca y efectuó un par de tiros", comentó una fuente policial.
Lombardi fue alcanzado por un proyectil en el tórax y, malherido, fue trasladado por su hermano al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, donde falleció a poco de llegar.
En relación al hermano de Lombardi, los voceros de la investigación dijeron que había atacado a "palazos" en medio de la pelea a un muchacho de apellido Méndez, quien debió ser internada en el Hospital Provincial con un "corte en el cráneo".
Ayer al mediodía, cuando el sol caía a plomo sobre la villa que fue escenario del crimen, la música ya no se escuchaba. Todo era silencio, ese silencio que se acuerda tácitamente entre los vecinos cuando el asentamiento es centro de la crónica policial. "No sabemos nada", repitieron las personas consultadas por La Capital .
Sólo el dueño de un pequeño salón de ventas rompió el silencio y comentó que lo habían sacudido las detonaciones de un arma de fuego "mientras leía". "Todos los fines de semana se escuchan tiros, pero cuando salgo a la calle para ver que pasas ya no queda nadie", dijo el hombre que, obviamente, no quiso brindar su identidad.
Poco después de ocurrido el homicidio y a partir de la investigación que iniciaron efectivos de la seccional 16ª, sus pares de la comisaría 4ª llegaron hasta una vivienda de Ituzaingó al 200 donde apresaron a un joven identificado como Gustavo Alejandro Márquez, de 28 años y apodado Pony.
Para los policías, este muchacho sería quien disparó el arma que terminó con la vida de Lombardi. Pero Pony no está sólo tras las rejas. Varios de los participantes de la fiesta con final trágico quedaron demorados en la seccional de Ayacucho al 3300 a la espera de prestar declaración ante la Justicia.



Lombardi se desplomó cerca de Seguí y Convención.
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