River retornó ayer a un nivel más que aceptable y aplastó a Gimnasia y Esgrima La Plata por 4 a 0. River se pareció a ese River que en algún tramo del campeonato llegó a desplegar buen fútbol durante el desarrollo de un primer tiempo que lo favoreció netamente. Esto, a base de una firme base defensiva, que estrenó novedosa y eficaz línea de tres, pero en especial a las inspiradas apariciones de Andrés D'Alessandro, en su función de armador-enganche y Ariel Ortega, por fin otra vez listo y aceitado para desequilibrar por el sector que mejor maneja, el derecho. Y como enfrente hubo un rival de una pasividad y abulia verdaderamente aplastantes, mezquino y dispuesto desde el vamos a rapiñar un empate, no extrañó que la enjundia de River se reflejara en la red en pocos minutos. Ya a los 24' el local ganaba 3-0 y tenía todo bajo control para pasar una plácida tarde, a la vez que daba la sensación de que Gimnasia estaba expuesto a una goleada catastrófica. A los 13' River abrió el marcador por intermedio de su artillero Martín Cardetti, quien definió de palomita un preciso centro por derecha de Ortega. A los 18', y en su segunda jugada profunda, River se puso 2-0, gracias a un espléndido remate de Ortega al ángulo izquierdo, mientras que a los 24' el arquero Enzo Noce, quien reaparecía tras once meses de inactividad por lesión, tuvo que derribar a D'Alessandro dentro del área para evitar un seguro tanto. Claro penal que fue usufructuado por Cardetti con zurdazo fuerte y al medio. Los escasos hinchas de Gimnasia decidieron poner límite a su paciencia a los 28', cuando le gritaron a los jugadores que "la camiseta del Lobo se tiene que transpirar y si no, no se la pongan y no roben más". Los futbolistas visitantes no parecieron darse por aludidos: River siguió manejando el trámite a su antojo y en tres ocasiones estuvo a punto de aumentar. El complemento fue igual o más sencillo todavía para River, que sin llegar a consumar una actuación brillante le bastó y sobró para plasmar una goleada rotunda, como para seguir soñando en que hay motivos para creer en el milagro de la conquista del título. Eduardo Coudet selló el triunfo a los 38' con remate cruzado, luego de una notable jugada colectiva. Pero River estuvo cerca de marcar otras cuatro veces. El travesaño se lo impidió en dos de ellas ante remates de D'Alessandro y de Damián Alvarez. Ahora viene Chacarita y en la fecha siguiente el gran duelo frente al puntero Racing. Para entonces faltarán tres fechas para la finalización del torneo, pero ese resultado clásico seguramente definirá su destino. (DyN)
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