El batallador y sufrido Racing se puso ayer todavía más cerca del día aguardado con desesperación desde hace 35 años, ya que le ganó a Chacarita 1 a 0 en un conmovedor Cilindro y sigue con ocho puntos de ventaja (con un partido más) sobre su escolta River, a cinco fechas del desenlace del torneo.
Fue Maximiliano Estévez quien hizo vibrar a 41 mil almas en el escenario de Avellaneda y a todos los hinchas de Racing que habitan el suelo argentino, invocando más que nunca la protección de Dios.
El Chanchi Estévez definió de penal, ya en el descuento del primer tiempo, favorecido por una controvertida falta que el árbitro Gabriel Brazenas le cobró a Javier Pinola contra José Chatruc.
Chacarita había perdido un solo partido de visitante, contra Boca, y ante Racing ratificó que es un adversario difícil, exigente, tanto que ya en el epílogo, a la salida de un tiro libre, hubo un remate potentísimo del uruguayo Leonardo Ramos que pareció mutilar el poste derecho de Campagnuolo.
De todos modos, de no haber dilapidado Estévez tantas situaciones en el segundo período, la victoria debió quedar garantizada con antelación.
El primer tiempo fue de trámite deslucido, a pesar de que los protagonistas se alternaron en el dominio.
Racing jugó sus peores 30 minutos del campeonato en la primera media hora y la muestra más clara la dieron sus hinchas, que permanecieron casi en silencio.
Las situaciones favorables fueron mínimas y repartidas, porque Racing levantó su nivel después de esa media hora deficitaria.
El equipo de Reinaldo Merlo esta vez sí acertó al recurrir al achique, método que en otros cotejos todavía no tenía suficientemente aceitado.
Chacarita ya no llegó tanto como al comienzo y Racing mostró un poco las uñas ya antes del gol de penal que consiguió Maximiliano Estévez, ya en tiempo de descuento.
La acción del desnivel en el marcador se produjo porque José Chatruc fue a buscar dentro del área grande la devolución de una pared y dio la impresión de que se llevó por delante a Javier Pinola.
Igualmente, Chacarita continuó siendo impotente y Racing dispuso de ocasiones como para doblegarlo sin pasar sufrimientos.
Cuando el visitante logró profundidad se encontró con un Campagnuolo inexpugnable, muy seguro como en todo el Apertura.
Osvaldo Sosa redobló la apuesta con los cambios, ya que ingresaron Román Díaz y Leonardo Mas por un defensor y un volante de contención. Inclusive, en los últimos instantes del encuentro, entró el corpulento David Charles Pérez por Ariel Rosada.
Mientras Estévez despilfarraba lo que hubiera sido el segundo gol, llegó ese disparo furibundo de Ramos que hizo temblar media Avellaneda, pero la pelota salió como para anticipar qué equipo será el campeón del Apertura. (Télam)
| |
La Ciudad
