Año CXXXV
 Nº 49.302
Rosario,
viernes  16 de
noviembre de 2001
Min 15º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Concejo: La capilla de Fisherton, Cribioli y una huida veloz
El edil Boasso dio el presente acompañado por un escribano

Diego Veiga

El Concejo Municipal vive por estas horas momentos tristes y de desprestigio y la sesión de ayer no fue la excepción. La polémica desatada luego de que algunos ediles acusaran al presidente del cuerpo, Pablo Cribioli, de ocultar una nota enviada por Cultura de la Nación en la que recomendaba no destruir la capilla de Fisherton provocó la reacción del concejal. Lo curioso es que no tuvo mejor idea que, a modo de defensa, pasar una grabación oculta que le hizo a un ignoto funcionario nacional. Hubo risas, enojos y un Cribioli molesto que se levantó y abandonó la sesión.
A todo esto, Jorge Boasso volvió a aparecer, aunque esta vez con un escribano. Constató que su nombre ya no figura en las actas, prometió juicios y querellas, le dirigió algunos conceptos a Cribioli y se retiró. Toda una postal del momento que atraviesa el Palacio Vasallo.
El nuevo capítulo de la novela sobre la expulsión de Boasso comenzó a escribirse temprano. El edil apareció pasado el mediodía dispuesto a firmar el acta que acredita su presencia en la sesión. Comprobó que su nombre ya no figura en la lista, tomó su bolígrafo e igual estampó la firma.
"Me agregué en el listado y firmé porque yo soy concejal. Lo que el presidente del Concejo está haciendo es un atropello, por suerte se va el 10 de diciembre", señaló. A renglón seguido, adelantó que no entraría al recinto "para no obstaculizar la labor del cuerpo" y aseguró que pedirá una auditoría externa de la gestión de Cribioli. "No me merece confianza, ocultó una nota vital para el tema de la capilla de Fisherton", indicó.
El tema desató el debate. El concejal Jorge Aseguinolaza pidió explicaciones de por qué una carta enviada por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos el 19 de septiembre al Concejo, no se adjuntó al expediente de la capilla de Fisherton.
Cribioli se defendió: "Yo la carta no la recibí, no la tengo". Es más, dijo que la secretaria general de la comisión de Museos le informó que la había mandado por "correo simple". Y fue más allá. Pasó una grabación oculta en la que un funcionario de segunda línea avalaba su versión. Fueron quince minutos de audio, entre sonrisas y gestos de enojo. Después se sintió molesto por algo que alguien dijo, se levantó y se fue. Allí quedó Aseguinolaza, quien al término de la sesión aún no sabía qué fue lo que en realidad pasó con la cuestionada carta.



Boasso sigue diciendo al que quiera oir que es inocente.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados