Jerusalén. - Después de un año de ira y revuelta contra la ocupación israelí, los palestinos están concentrado su furia contra otro objetivo: la Autoridad Nacional Palestina del presidente Yasser Arafat. Casi 3.000 manifestantes, enfurecidos por el arresto de un dirigente de alto rango del grupo Jihad Islámico, se enfrentaron el miércoles con fuerzas de seguridad en Cisjordania, subrayando los problemas que confronta su gobierno después de más de 13 meses de violencia.
Arafat ha prometido refrenar a los militantes, en respuesta a las presiones de EEUU, que trata de poner fin al derramamiento de sangre y reavivar las congeladas conversaciones de paz con Israel.
Pero analistas dicen que Arafat se arriesga a desatar un conflicto interno si trata de satisfacer a plenitud las exigencias estadounidenses e israelíes de que desmantele a los grupos radicales responsables de atentados explosivos suicidas en territorio judío. "Si Arafat avanza demasiado, generará más tensiones, división y conflicto en la sociedad palestina", dijo Ziad Abu Amr, un legislador palestino.
Nadie está redactando aún el obituario político de Arafat. Pero una crisis interna complicaría sus problemas, mientras la ANP trata de soportar un asedio militar israelí que ha perjudicado a sus principales instituciones en Cisjordania y Gaza.
Arafat está bajo intensas presiones de grupos integristas islámicos tales como Hamas y Jihad Islámico, que están erosionando su respaldo entre los palestinos y desafiando sus órdenes de suspender sus ataques. Algunos tradicionalmente leales seguidores de Arafat han manifestado, en privado, que discrepan de sus medidas y ciudadanos de la calle se quejan de que la Autoridad Palestina no está prestando atención a sus penurias económicas.
Equilibrismo
En un esfuerzo por mantener controlado el descontento ciudadano y satisfacer las expectativas de Occidente, Arafat se está viendo obligado a ejecutar un delicado acto de equilibrismo, dijeron analistas.
Washington está presionándolo para que reprima a los militantes a fin de contribuir a calmar el conflicto en Medio Oriente. Considera que menguar la violencia sería vital para apuntalar el respaldo árabe y musulmán a su guerra contra el terror, tras los ataques del 11 de septiembre en EEUU. Si Arafat no toma medidas, corre el riesgo de alinear a EEUU y a las naciones europeas donantes cuyo respaldo se considera vital para la instauración de un Estado palestino independiente. Pero de satisfacer las demandas a plenitud, confronta la posibilidad de intranquilidad interna, que podría socavar su habilidad de gobernar.
Esa amenaza fue subrayada el miércoles, cuando palestinos en Jenin protestaron por el arresto de Mahmoud Tawalba, un activista de Jihad Islámico en la lista de los más buscados por Israel. Una semana antes, la policía de Gaza se contuvo de arrestar a otro líder de Jihad, cuando políticos intervinieron junto con militantes, esgrimiendo pistolas y granadas. (Reuters)
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