Año CXXXIV
 Nº 49.299
Rosario,
martes  13 de
noviembre de 2001
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Otra vez Nueva York. American Airlines, de nuevo protagonista involuntaria
Resurgió la pesadilla del 11 de septiembre
A dos meses de los ataques contra las Torres y el Pentágono, Nueva York volvió a sumirse en el miedo

Leonardo Graciarena

Sesenta y un días después de la tragedia del 11 de septiembre, otro avión comercial con 255 personas a bordo catapultó a Nueva York a los titulares de todos los medios de comunicación del planeta. ¿Accidente o atentado?, fue la inevitable pregunta. No sólo el paisaje cambió para los neoyorquinos que aún velan a sus Torres Gemelas. Nadie se siente seguro en Nueva York. Tampoco en EEUU o en el mundo, pero para los neoyorquinos la seguridad se transformó en su karma. Cayó un avión de pasajeros en el segundo barrio más populoso de Nueva York. ¿Atentado o accidente?
Dos meses o 61 días pasaron desde que cuatro comandos terroristas -apadrinados por el millonario saudita Osama Bin Laden- colocaron al país más poderoso del planeta de cara a la realidad que se vive diariamente en el resto del mundo. El planeta de la inseguridad. El 11 de septiembre tres aviones pasearon la muerte por las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York -símbolo del poder económico estadounidense- y por el Pentágono, el ícono del poder militar norteamericano. ¿Cuántos muertos hubo en los atentados? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero fueron cerca de 6.000. Al menos eso es lo que confiesan los datos oficiales suministrados por la administración de George W. Bush. La mayoría de los muertos los aportó Nueva York. Y no sólo eso. Un gran número de ellos vivía en Queens.
La tragedia se produjo sobre un distrito que abarca cerca de un tercio de la superficie total de Nueva York, con lo que es seis veces más extenso que Manhattan, aunque con menor densidad de población. Con 2,2 millones de habitantes es después de Brooklyn el distrito de Nueva York más poblado, seguido por Manhattan en tercer lugar, sobre una población total de más de ocho millones de neoyorquinos. En Queens se encuentra el complejo tenístico de Flushing Meadows, en el que se disputa el abierto de EEUU -uno de los cuatro torneos más relevantes del mundo del deporte blanco-, así como el aeropuerto John F. Kennedy, del que había despegado el Airbus de American Airlines que cayó sobre el barrio.
Los ataques suicidas con aviones comerciales secuestrados han colapsado y sumido en la crisis más grave de su historia al negocio de la aviación comercial mundial. American Airlines es la mayor aerolínea mundial y ya se vio afectada por los ataques del 11 de septiembre: ¿Quién no siente temor en el preembarque de un aeropuerto? En el tercer trimestre del año, antes de tener en cuenta factores extraordinarios, American registró pérdidas de 414 millones de dólares, frente a las ganancias de 313 millones de dólares que obtuvo en el mismo período de 2000. Por su parte, la facturación del trimestre cayó un 8,4% en comparación con el año anterior, hasta situarse en 4.800 millones de dólares. ¿American Airlines, podrá sobrevivir a esta nueva catástrofe?
La guerra en el campo de batalla, donde también están muriendo civiles inocentes, puede palparse por TV y el escenario lo presta el árido Afganistán, pero la guerra psicológica tiene como escenografía cada rincón del planeta. La sensación después del 11 de septiembre es que nadie está seguro. Ni los occidentales, ni los islámicos. La visión es que el apocalipsis se ha desatado.
Nueva York ya no es la misma. Los neoyorquinos toman antidepresivos y la mayoría incorporó al miedo como una desagradable compañía. Los rascacielos ya no son atractivos, sino una pesadilla. Pero el tema es que ayer cayó un avión con 255 personas sobre un populoso barrio neoyorquino. No sobre el mar, sino sobre Queens. ¿Atentado o accidente? El FBI y la Casa Blanca explican que deben investigar, antes que afirmar. Washington cree en el accidente, pero nadie se anima a descartar hipótesis. American Airlines y Airbus se llamaron a silencio, al menos en las primeras horas. ¿Qué generaría la noticia de un nuevo atentado suicida en Nueva York?

¿Quién será el próximo?
Durante 61 días los neoyorquinos, como los estadounidenses y por qué no todo el género humano, aprendieron a vivir entre cartas con esporas de ántrax, amenazas de una inminente guerra bacteriológica, denuncias de bombas, palabras amenazantes en árabe, cierre de edificios emblemáticos, puentes cerrados, edificios evacuados, psicosis colectiva: ¿quién será el próximo? \La caída del avión sobre el barrio de Queens bien puede ser un accidente como un atentado. Una falla técnica o la mano de Bin Laden. Pero los restos y los muertos se depositan sobre una herida que todavía no había cerrado. Una cicatriz que, al menos por el momento, parece que nunca dejará de sangrar. Por eso al caer un avión sobre Nueva York, los ciudadanos comunes en cada rincón del planeta evaluaron hipótesis y le dieron rienda suelta a las teorías. Pero está claro que hoy hay palabras que tienen un mayor peso específico: "Juro por Dios que América no se sentirá segura mientras nosotros, en nuestro territorio, en Palestina, no nos sintamos seguros". Bin Laden, domingo 7 de octubre de 2001. El día que EEUU comenzó a bombardear Afganistán.



Un Airbus 300 de American, como el caído ayer.
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