Año CXXXIV
 Nº 49.291
Rosario,
lunes  05 de
noviembre de 2001
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Recorriendo Rosario. Antes a su gente la llamaban "los del fondo", hoy están más integrados
Alvear, el barrio que se abrió a la ciudad
Es un sector de residencia. Sus límites son avenidas y vías ferroviarias. Su perfil social es de clase media baja

Sergio Roulier

En la primera mitad del siglo pasado, cuando sólo había quintas y muy pocas casas, a los chicos del barrio Alvear los llamaban "los del fondo" porque debían caminar varias cuadras, entre el barro, para llegar a la escuela. Hoy ya no está tan lejos, la pavimentación de las calles, la apertura de las avenidas y la llegada de los servicios lo integraron a la ciudad. Pero a los chicos les siguen diciendo "los del otro lado de Seguí" o "los de la villa". El barrio recibió una importante corriente inmigratoria de italianos que lo consolidaron como tal. Así creció y se pobló, como un lugar de residencia. En la actualidad padece la mayoría de los problemas que tienen los distintos sectores de Rosario (inseguridad, zanjas, pavimento), aunque hay gente con ganas de resolverlos.
Según relatan los memoriosos, la primera urbanización se hizo en la década del 30 entre Ayolas, San Nicolás, Presidente Quintana y Alsina. Y el resto de lo que se conoce como el barrio eran quintas y viñedos. De esa época son las anécdotas sobre las travesuras de chicos, de los que hoy son abuelos, que consistían en robar frutas o jugar en la única esquina donde había luz.
En la posguerra llegaron varias familias italianas que se afincaron en ese sector. Se dedicaron más a la fabricación y reparación de calzado e instalaron talleres e industrias en sus propios hogares. Seguro que en cada cuadra vive alguno todavía.
Al barrio lo limitaron las vías y las avenidas. Su frontera norte es la más discutida; si bien en los libros llega hasta Ayolas, en lo cotidiano comienza en Seguí. Son dos cuadras de diferencia pero el tipo de construcciones y el nivel social definen sus perfiles.
El corazón de Alvear late sobre Biedma, la calle donde están los comercios y pasa todo el tránsito hacia Ovidio Lagos. Se diferencia de otras arterias por su moderno sistema de alumbrado público, pero es tan angosta y está tan deteriorada como el resto. Los comerciantes sobreviven con la gente del barrio y el gran día de ventas es el domingo, según indica Omar Méndez desde su fábrica de pastas.
El poder adquisitivo de los vecinos es muy limitado. Hay muchos jubilados y desocupados, otros tienen sus propios talleres y el resto son metalúrgicos y obreros de la construcción. La falta de trabajo se nota más en los sectores que bordean las vías.
En estos lugares las viviendas son de material y se levantan sobre terrenos fiscales, cuentan con servicios y el asentamiento que está sobre la vía honda es el más parecido a una villa. Allí, la asistencia social es una prioridad. Está organizada a través de instituciones barriales más que oficiales. Los esfuerzos por contribuir a mejorar la calidad de vida se orientan a los talleres de alfabetización y oficios que se dictan en las vecinales y los centros comunitarios.
La apertura de Francia y la prolongación de Avellaneda le han dado otro movimiento a la zona. Ya no está tan cerrada como antes. Para organizar mejor la circulación faltaría hacer la otra mano de Seguí ya que hay tres cuadras con el mismo sentido.
En el barrio, hay problemas. "La gente vive con miedo por los robos, la frecuencia del transporte no es buena, falta terminar el plan de cloacas, todavía hay zanjas y el pavimento se está destruyendo", resume María Cristina López, de la vecinal Alvear.
Más allá de la realidad social que se ve por las calles, hay gente que se dedica a trabajar por los otros, y en especial para los pibes. Francisco Lucía decidió modificar el paisaje del bulevar Francia al 3600. A cambio de sacar los autos chocados de la comisaría 18ª del cantero central, ofreció embellecerlo. Puso maceteros y una serie de figuras hechas con hierros y alambres como un aljibe, un molino y un velero. Y desde hace unos años organiza la fiesta de los espantapájaros para el Día del Niño y la Nochebuena con juguetes de regalos para los más chicos.



Los vecinos embellecieron el cantero de Francia al 3600.
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