Año CXXXIV
 Nº 49.291
Rosario,
lunes  05 de
noviembre de 2001
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Salud pública en crisis. Diversos efectores provinciales al borde del colapso
El hospital venadense, jaqueado por las inundaciones y la falta de recursos
Las consultas se duplicaron. Muchos vienen de regiones anegadas de Buenos Aires y Córdoba

Carlos Walter Barbarich

Venado Tuerto. - Obras sociales cortadas, trabajadores en negro y sin cobertura son los elementos de la crisis de la salud pública en toda la provincia, aunque en esta ciudad tiene un agregado especial: inundados de la zona, incluso de otras provincias, engrosan la demanda por no poder acudir a otros centros de salud. Estos ingredientes se combinaron para que el hospital provincial Alejandro Gutiérrez haya duplicado el número de pacientes en los últimos meses y hoy deba atender, con el mismo presupuesto, a 600 personas por día.
Como una consecuencia más de las inundaciones que están devastando el sur santafesino, sur de Córdoba y norte bonaerense, la demanda de atención se incrementó en el Gutiérrez. No es la causa principal, pero se nota: a Venado llegan pacientes de Canals, Arias, Alejo Ledesma (Córdoba) y de la zona de General Villegas (Buenas Aires). Muchos de ellos no pueden ir hasta sus habituales centros de salud, como por ejemplo el de Junín, por estar las rutas cortadas.
Si bien la directora del Samco, Alicia Ramírez, aclaró que se sigue prestando "un buen servicio", está claro que con el actual presupuesto la situación no se podrá sostener por mucho tiempo. El panorama que ofrece el efector cualquier día de semana es similar al de los grandes hospitales de Rosario: centenares de personas esperando en los pasillos ser atendidos, mientras las salas de internación están siempre llenas.
El Gutiérrez cuenta con una red de socios que le permite recaudar dinero propio ya que con una pequeña cuota mensual por familia se garantiza la atención médica en el efector. No obstante, Ramírez deslizó que "de persistir esta situación habrá que analizar si no es conveniente arancelar los servicios prestados a quienes puedan pagar", y agregó: "Es preferible tomar esa medida para garantizar la salud a todos, en lugar de tener que cerrar el hospital por falta de fondos".

Números que no cierran
"Nuestro presupuesto -explicó Ramírez- estaba previsto para atender a unas 300 personas diarias, pero hoy tenemos el doble de pacientes". La provincia envía 90 mil pesos mensuales destinados a sueldos y 35 mil para gastos de mantenimiento. Pero hace dos meses que no se recibe un refuerzo de cápita de 8 mil pesos mensuales.
El gasto promedio mensual del hospital está en el orden de los 60 mil pesos por mes, lo cual concluye en un desfasaje de alrededor de 25 mil pesos para poder funcionar. Cuando se recibe la mencionada cápita esa cifra se reduce, aunque no alcanza a cubrir los reales costos operativos.
"El problema más grande es la falta de pago de la obra social del Pami, que nos debe desde agosto desde el año pasado más de 30 mil pesos mensuales", dijo Ramírez.
La deuda del efector alcanza en la actualidad una suma cercana a los 300 mil pesos, aunque hay por cobrar más de 700 mil de obras sociales que no pagan. "Podríamos comprar en mejores condiciones y al contado, pero no podemos por la gran masa de dinero que se nos adeuda", aseguró. Otro problema: como Pami recortó sus servicios privados, muchos ancianos pasaron a atenderse en efectores públicos. Por eso, en las últimas semanas se observó un notorio incremento de pacientes de la tercera edad en el Gutiérrez.



El hospital Gutiérrez atiende a unas 600 personas por día.
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