Año CXXXIV
 Nº 49.290
Rosario,
domingo  04 de
noviembre de 2001
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"Para salir de la recesión hay que redistribuir el ingreso", afirmó
Entrevista a Claudio Lozano, economista de la CTA
El especialista explicó que la distribución injusta de la renta "pulverizó" la demanda del mercado interno

Sandra Cicaré

"El mercado interno fue pulverizado por el proceso de distribución injusto del ingreso", aseveró Claudio Lozano economista de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y uno de los gestores de la propuesta de seguro de empleo y capacitación para los jefes de hogar desocupados que se someterá a una consulta popular en todo el país entre el 13 y 15 de diciembre. A su criterio las reformas esenciales en el país pasan por modificar la estructura de precios que "otorga más rentabilidad a los servicios privatizados y a los servicios financieros", salir del esquema de país "deuda-dependiente" y redistribuir ingresos a través del seguro. Este es parte del diálogo que mantuvo con La Capital en su paso por Rosario.
-¿Cómo sale la Argentina de esta crisis?
-Uno de los problemas fundamentales de la Argentina, que ninguno discute, es la falta de demanda. El mercado interno argentino fue pulverizado por el proceso de distribución injusto del ingreso que determina que el 10 por ciento de la población más rica apropie prácticamente la mitad del ingreso, lo que determina una ausencia de demanda efectiva en el mercado local. Un país con 37 millones de habitantes y 14 bajo la línea de la pobreza es un país que prescinde de su mercado interno. Para recomponer el cuadro recesivo recomponiendo demanda, hay que redistribuir el ingreso. O sea, captar por la vía fiscal recursos de los sectores que tienen mayor capacidad contributiva -que son los que más ahorran y menos consumen en términos relativos- y redistribuirlos hacia aquellos que tienen hoy una situación de infraconsumo, y así erradicar la pobreza.
-¿Cómo se logra?
-Hemos planteado (desde la CTA) un proceso de redistribución que equivale a cuatro puntos del producto (PBI) que se expresa en tres instrumentos: el seguro de empleo y formación de 380 pesos para jefe o jefa de hogar desocupado, la asignación universal por hijo de 60 pesos para toda la población menor de 18 años y una asignación para la vejez para el millón de ancianos que no tiene cobertura alguna. Y así poner en marcha un proceso de redistribución del ingreso que levante la demanda interna y recomponga la producción nacional. A esto hay que acompañarlo de políticas arancelarias, controles de aduana, regulación de la apertura en su conjunto y una nueva estructura de precios.
-¿En qué sentido?
-En la Argentina hay una estructura de precios absolutamente loca en la cual se otorga más rentabilidad a los servicios privatizados y sectores financieros que a la producción. Dentro de la producción se beneficia al de menos valor agregado y dentro de ésta a la importada respecto de la nacional. Por otra parte, la Argentina necesita replantear su lógica de funcionamiento, porque luego de las transformaciones liberales, en la práctica no sólo tenemos una deuda enorme, sino que Argentina es deuda-dependiente, para crecer necesita endeudarse, porque cada vez que crece saca más recursos afuera que lo que ingresa, por lo tanto si no tiene capacidad de endeudarse no crece, lo que explica por qué hace cuatro años estamos prácticamente en recesión.
-¿Cómo se deja de ser ser deuda-dependiente?
-Esto está atado a que se recomponga la estructura de precios de la economía. Si se discute que las empresas privatizadas no pueden importar todo, sino que tienen que tener proveedores locales, se empieza a cerrar este problema. Si se cambia la lógica de la apertura financiera eliminando lo que es la fuga sistemática y permanente de capitales, se tiene mejor capacidad para evitar que salgan recursos.
-¿Cuánto sale instrumentar el seguro y cómo se financia?
-Para financiar el seguro de empleo y formación se necesitan 3.700 millones de dólares para la totalidad de jefes que hoy están desocupados. Para el seguro de asignación por hijo y de la vejez se necesitan 11 mil millones de dólares. Esto se logra en casi un 40 por ciento de esta necesidad de fondos, 4.400 millones de dólares, con el sólo efecto expansivo que genera la mayor demanda, el mayor nivel de actividad y por lo tanto la mayor recaudación. Además, se pueden lograr por vía de la eliminación de las exenciones a nivel nacional y provincial. En tercer lugar, es imprescindible reasignar planes sociales hoy vigentes que tienen un monto total de 6.000 millones de dólares. Esto tiene que ser parte de un sistema único de política social porque la pobreza y la desocupación no reconocen jurisdicciones. En cuarto lugar, hay que revisar el sistema de administradoras de jubilaciones y pensiones (AFJP) que implica una pérdida de 4.300 millones de dólares por año. Fondos sobran. Uno puede discutir cuál es la mejor opción.


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