Año CXXXIV
 Nº 49.269
Rosario,
domingo  14 de
octubre de 2001
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Opinión: Se abre una nueva etapa

Edgardo Alfano

Los resultados de las elecciones legislativas abrirán una nueva etapa, aunque llena de interrogantes, para una Argentina que parece haber caído a un barranco.
Una nueva relación de fuerzas entre el gobierno, la oposición y el oficialismo crítico surgirá tras el veredicto de las urnas.
Entonces vendrá el tiempo para poder comprobar si la administración de Fernando de la Rúa será capaz de sacar, en los dos años que le quedan de gobierno, al país de la aguda recesión que lo sacude desde hace algunos años.
Al tope de las listas de naciones con mayor riesgo para las inversiones y de peores calificaciones de la deuda pública, con enormes problemas para poder cumplir con el déficit cero, con la desocupación en alza y una constante pelea con los gobernadores por la coparticipación federal, el escenario está muy lejos de ser el mejor.
De la Rúa apuesta a reforzar su imagen y renovar parcialmente el gabinete nacional, con la ratificación del ministro de Economía, Domingo Cavallo, y el mantenimiento de la convertibilidad.
El escenario internacional, marcado por la guerra declarada al terrorismo, tampoco le será para nada favorable al presidente, ya que Argentina no está entre las principales prioridades de Estados Unidos y sus aliados europeos. Además, el mantenimiento del Mercosur y la conflictiva relación con Brasil seguirán siendo una brasa para el Ejecutivo.
Para colmo, lo que sobrevive de la Alianza también se pondrá en juego con los votos. El fragmentado Frepaso parece contar las horas que le quedan en el gobierno, tras las protestas y los condicionamientos del ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, para continuar en el cargo, luego del recorte que le aplicó Cavallo -con el aval presidencial- a su presupuesto.
Mientras tanto, Raúl Alfonsín (desde la provincia de Buenos Aires) y Rodolfo Terragno (desde la Capital), marcarán el ingreso al Congreso de senadores y diputados (radicales y del Frepaso) que tendrán un marcado tono crítico para con el modelo económico y particularmente con Cavallo.
En ese marco, el PJ se pintará la cara con el claro objetivo de volver a la Casa Rosada en el 2003, ya sin Carlos Menem, quien, junto a sus principales ex espadas, parece no poder apartarse de un largo camino que todavía le espera en la Justicia.
Si los dos primeros años de su gestión le parecieron toda una vida y por momentos un calvario, lo que le resta a De la Rúa será un duro examen, pero también la posibilidad de redimirse ante quienes le dieron su apoyo en el 99.
Argentina parece no tener demasiadas opciones. La falta de fe y de ánimo para enfrentar el día a día, en medio de las disputas políticas, es una constante en la gente.
Está claro que De la Rúa no abrirá las puertas a un gobierno de coalición, que tampoco es deseado por el peronismo, quien tratará de tomar los menores riesgos posibles en los próximos 24 meses. Sólo intentará formar una mesa de consenso para poder lograr, entre otras cosas, el respaldo parlamentario.
Es probable que el presidente aplique una mayor dosis de delarruismo a su gabinete, por lo menos en los primeros meses, tras el resultado electoral.
Mientras tanto, seguirá atado a la suerte que le marquen las nuevas medidas económicas de Cavallo, quien ya se gastó la mayoría de los "comodines" que recibió a su llegada al gobierno.
Ya es tiempo de acción y, sobre todo, de resultados.


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