Villa Constitución. - La provincia firmó el contrato de adjudicación de una de las obras que apunta a solucionar la grave contaminación que padece un brazo inactivo del arroyo Pavón, donde se evacúan los efluentes cloacales de esta ciudad. La obra, que costará algo más de un millón de pesos, consiste en trasladar por un sistema de impulsión la desembocadura de esos líquidos hasta el arroyo Correntoso. En tanto, el gobierno provincial también adelantó la próxima adjudicación de los trabajos de dragado de fangos contaminantes en el tramo inferior del arroyo Pavón.
Tras varios años de indefiniciones y una serie de episodios que dilataron su intervención directa para solucionar una preocupante situación que afecta directamente a casi un millar de familias, finalmente el gobierno santafesino adjudicó una de las obras de saneamiento del arroyo Pavón. Según informaron fuentes de la Dirección Provincial de Hidráulica, las obras se iniciarían en aproximadamente treinta días.
Estación elevadora
Los trabajos, adjudicados a la empresa Construcciones Industriales y Civiles con un presupuesto de 1.024.479 pesos, consistirán en la construcción de una estación elevadora con cuatro bombas electrosumergibles, mil metros de cañerías de 500 milímetros de diámetro para impulsión en área urbana y otros 190 metros de cañerías para área anegable, y obras de descarga.
Con esta obra se pretende "alejar del cauce contaminado los volúmenes que egresan de la planta de tratamiento de efluente cloacales, descargando estos líquidos en el arroyo Correntoso, que posee el suficiente caudal para drenarlos", según explicaron los técnicos provinciales.
El problema del arroyo Pavón se generó en el año 1961, cuando una inusual crecida del curso de agua desvió su cauce natural. Cuando la situación volvió a su natural normalidad, la mano del hombre comenzó a aprovechar este nuevo curso y paralelamente procedió a taponar con diversos elementos el cauce natural.
Posteriormente se construyó un precario puente y un taponamiento consolidado que se halla en la mitad del curso del arroyo. Estos obstáculos impiden totalmente el paso de agua hacia el Paraná. En tanto, las piletas recolectoras de los desagües cloacales lanzan sus efluentes al cauce seco, quedando tales lodos a cielo abierto y generando una grave contaminación que afecta a cientos de familias asentadas en sus inmediaciones.