Año CXXXIV
 Nº 49.266
Rosario,
sábado  13 de
octubre de 2001
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Entrevista. La ministra dijo que tiene aval presidencial para seguir en el cargo
Bullrich: "Yo no soy ningún muñequito"
Fue contundente al afirmar que no siente vergüenza por ser oficialista. Críticas a Alfonsín

Mauricio Maronna

Patricia Bullrich camina por la cornisa. Pero la ministra de Trabajo no se da por aludida y les hace oídos sordos a las innmuerables voces que hablan de su inminente despido del poder y se remite a sostener que el presidente Fernando de la Rúa le ratificó el aval. Con rostro aniñado y voz aflautada, la Piba muestra sus garras: critica la práctica gremial de las cúpulas sindicales y la emprende contra Raúl Alfonsín, el patriarca del partido radical, quien se mostró azorado cuando la funcionaria dijo no saber a quién votar.
En una extensa entrevista con La Capital, Bullrich dice que las CGT se creyeron que ella era "un muñequito, pero el muñeco se les rebeló". Y no siente pudor en defender a capa y espada las políticas del gobierno nacional: "A mí no me avergüenza ser oficialista".
-A tan pocas horas del comicio, ¿ya decidió a quién votar?
-No voy a responderlo.
-¿Por qué?
-Porque no. No quiero hablar más de ese tema.
-Pero en lo íntimo ya lo habrá decidido.
-Desde lo íntimo decidí no hablar más de ese tema. No es que no le quiera dar el título a La Capital. No quiero hablar de eso, basta...
-¿Se considera "la Carlos Corach" del actual gobierno? La suya es una de las escasas voces que, a veces, defiende lo indefendible.
-No, nada que ver. Yo no hago operaciones, especulaciones o cualquier cosa que me ligue a Corach desde la práctica política. Mi modelo es de esfuerzo y construcción, es totalmente diferente. No hago operaciones políticas.
-Sus críticas por el enriquecimiento y la práctica de algunos sindicalistas se transformaron en la primera respuesta de un gobierno que pareció haberle regalado el centro del escenario a Moyano.
-Ser ministro es asumir una responsabilidad muy grande, y a mí no me avergüenza ser oficialista. Cuando desde el Ministerio de Trabajo observábamos una política agresiva y corporativa de la cúpula sindical salimos a decir las cosas y a plantearlas abiertamente. Esa fue una actitud transparente y no una operación política.
-Daer y Moyano no solamente unificarán a las CGT sino que unificaron sus deseos: quieren que usted se vaya del Ministerio de Trabajo.
-(Largo silencio). El presidente De la Rúa tuvo una actitud muy clara: cuando las CGT le pidieron una reunión, él me convocó a participar. Eso deja en claro cuál es la situación en el gabinete y en el cargo que ocupo.
-Otra curiosidad: no hay candidatos aliancistas que defiendan al gobierno.
-Se creen que ganan en la diferenciación sin hacer autocrítica y sin advertir que la necesidad de repensar la política es de todos. ¿Pero an la Argentina quiénes no han tenido la oportunidad de llevar la propuesta en la acción? Alfonsín fue presidente, Duhalde fue gobernador, Terragno fue jefe de Gabinete, Beliz fue ministro del Interior del menemismo... Todos tuvieron alguna actividad de carácter ejecutivo. A algunos que critican al gobierno, yo les preguntaría: "¿Qué hiciste vos en la guerra, papá?".
-Usted es muy criticada por haber pasado por el PJ, el partido de Beliz, la Alianza...
-Me tratan de estigmatizar con eso. Pero ocurrió en casi todos los partidos. Hay peronistas que están con Carrió, quien se fue del radicalismo y armó otra agrupación; hay gente que estuvo en el justicialismo y después se fue con con Cavallo, como Beliz.. Es un fenómeno sociológico que tiene que ver con la identidad política en la Argentina. Que me lo reprochen a mí es un detalle.
-¿Cuál es su mirada sobre Reutemann, Ruckauf y De la Sota de cara al 2003?
-El justicialismo tiene buenos candidatos. Reutemann me parece serio y honesto, está trabajando bien. De la Sota busca encontrar salidas a los problemas y Ruckauf es un dirigente peronista un poco más tradicional... De ahora en más se empezará a hablar de aquellos dirigentes que tienen responsabilidad y seriedad a la hora de gobernar, confrontándolos con los irresponsables. A veces se dice genéricamente que en la Argentina hay que construir un Pacto de la Moncloa, pero para hacerlo hay que dejar atrás las especulaciones personales, se necesita seriedad y responsabilidad.
-Usted fue la primera en criticar la renuncia de Chacho Alvarez a la vicepresidencia.
-Sí. Me acuerdo que De la Rúa. el día de la renuncia, me dijo;: "Baje a hablar con la prensa". Y yo bajé y dije lo mismo que pienso ahora: lo peor que puede hacer un dirigente que tiene atrás la responsabilidad de responderle a nueve millones de votantes que lo han puesto a conducir el país es decir: "Me borro y no lo hago". Luego de pasar la actitud de Alvarez por el tamiz, la sociedad llegó a esa conclusión. La gente votó a Alvarez para que ejerza el poder y no para que se vaya.
-¿Le duele más que le digan "la piba" o "la protegida del Grupo Sushi?
-(Se ríe). Son construcciones mediáticas y las dos tienen un mismo sentido. Me empezaron a decir "la piba" en referencia a un muñequito al que creían que iban a manejar de aquí para allá, pero resulta que el muñeco se les rebeló... Los sindicalistas estaban acostumbrados a tener en Trabajo una especie de empleado de la cúpula sindical, y yo no respondo a esa idea. Y lo de vincularme con el Grupo Sushi tiene que ver con la creencia de que una mujer no llega al poder por su capacidad sino porque tiene protección del mismo poder. Yo creo en la construcción y en los equipos, no en la protección política.



Bullrich cuestionó a quienes critican al gobierno.
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