Año CXXXIV
 Nº 49.266
Rosario,
sábado  13 de
octubre de 2001
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Panorama
Elecciones: en el campo esperan más de lo mismo
Pocos creen que haya un cambio a favor del sector luego de los comicios de mañana

Susana Merlo

Este fin de semana, una gran mayoría de ciudadanos participará otra vez de una nueva elección. A diferencia de otras veces, casi no hay alegría y, peor aún, casi no hay expectativas.
El acto no pasará de un mero formalismo y realmente son muy pocos los que esperan que provoque algún cambio significativo.
El mundo está mal. Hay otra vez guerra y, en este caso, aunque la Argentina "esté lejos", la distancia sólo es geográfica y no la pone a resguardo de un eventual ataque como ocurría en los conflictos bélicos anteriores.
Por su parte, la situación interna está mal. Y muy mal, al punto que muchos ni siquiera ven la salida.
El campo también presenta sus conflictos particulares: la aftosa, el clima, los problemas financieros. Pero a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los restantes sectores de la economía, productivos o no, el campo mantiene y hasta redobla la apuesta.
Ante tanta pálida y negatividad, la gente del sector es como una bocanada de optimismo que, si fuera contagiada al resto, seguramente impondría una reversión de los retrocesos que se están registrando en prácticamente todos los frentes productivos.
El hecho es que, apenas Argentina "amenaza" con mejorar un poco, efectivamente mejora.
El potencial está intacto, aunque mucha gente -trabajadores o inversores- esté jaqueada. Naturalmente, para que tal cosa ocurra son necesarios algunos elementos mínimos: un plan estratégico que, necesariamente, debe pasar por la reactivación de la producción agropecuaria, que indique hacia dónde se va; que señale cuáles son las prioridades y dónde se pondrá el énfasis y, simultáneamente, ponga en marcha algunas medidas operativas que apunten hacia ese fin y lo faciliten.
También hace falta autoridad y liderazgo para llevar todo esto adelante, y capacidad de gestión en los funcionarios a fin de aprovechar al máximo los escasos recursos disponibles.
Si estos elementos básicos existieran, es seguro que la gente y los sectores estarían dispuestos a acompañar, a hacer un nuevo sacrificio -como se demostró en la década pasada-, jugando una apuesta hacia delante que saque al país a flote. Es difícil, pero no imposible.
Lamentablemente, lo único que no debe haber para lograrlo es escepticismo, y esto es exactamente lo que hoy abunda.
Es lógico. No se puede creer por qué se miente permanentemente, por qué se engaña como sistema y por qué, en general, el interés particular prima sobre el del conjunto. Los ejemplos de esto abundan, inclusive en el sector agropecuario, y negarlo es no comenzar a solucionar el problema, pues el cambio se debe dar en todos los frentes, no sólo en las autoridades.
Por caso, el sector sigue sin tener un fondo para promocionar las exportaciones de carne vacuna porque hubo inflexibilidad y poca visión a futuro de parte de algunos dirigentes del propio sector. Y ¿cuál es la realidad hoy? Que estas personas pudieron imponer su posición, frenaron la propuesta y hoy no hay nada. Ellos ganaron. Todos perdieron.
Hasta que se nuclearon 31 entidades del sector nadie monitoreaba el accionar sanitario. Sólo se conformaban con criticar o aceptar pasivamente la palabra oficial.
Hoy eso cambió (aunque alguna entidad de las "grandes" recién adhirió a último momento porque parece que no aceptaba no haber liderado la cosa), y es lo que está permitiendo que se controle el grado de cumplimiento de lo que el Senasa se "comprometió" a hacer ante las autoridades de la Unión Europea para que reabran las compras de carne a la Argentina. Un tema clave para el futuro del sector ganadero.
Son apenas dos ejemplos. Son dos situaciones contrapuestas, pero sirven para mostrar cuáles son los resultados cuando se producen cambios en las actitudes del conjunto.
La pregunta que bien vale hacerse en un día tan especial como hoy es: ¿no merece también el país un cambio de actitud de parte de todos?


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