Año CXXXIV
 Nº 49.266
Rosario,
sábado  13 de
octubre de 2001
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Hicieron echar al barrabrava con la policía
"Pillín" Bracamonte fue a pedir explicaciones a los Tribunales
"Quiero saber por qué me persigue", le dijo a un empleado del fiscal Peña cuando pidió que lo recibiera

Llegó solo, subió hasta el tercer piso, se plantó ante la Fiscalía de Cámaras y preguntó por José María Peña. "Soy Andrés Bracamonte", dijo y a la persona que lo atendió el nombre le sonó familiar. "Pregúntele qué quiere", pidió el funcionario cuando le anunciaron la presencia nada menos que del jefe de la barra brava de Rosario Central frente a su despacho. "Quiero hablar con él para preguntarle por qué me persigue", fue la respuesta de Pillín.
-Díganle que no lo voy a atender, que se vaya -respondió el fiscal a través de un empleado.
-Pero yo quiero que me dé explicaciones -insistió Bracamonte.
-Entonces llamen a la policía y que lo saquen de acá -ordenó el funcionario.
Esto ocurrió ayer a la mañana en los Tribunales provinciales. Este diario pudo reconstruir el incidente gracias al aporte de varias fuentes. Todas coincidieron en que Peña no quiso recibir a Bracamonte y también en que Pillín estaba tranquilo y en ningún momento se mostró violento. "Eso sí, insistía con que el fiscal lo atendiera", confió una fuente.

"No tengo por qué recibirlo"
El jefe del sector de la barra brava conocido como Los Pillines pidió hablar con Peña porque considera que lo acosa sin motivos y que está detrás de cada pedido de captura que ordena la Justicia. Por eso quiso hablar con él para pedir explicaciones. Pero el funcionario judicial no transó y se negó categóricamente a recibirlo. "No tengo por qué hacerlo", cuentan en su entorno que disparó el fiscal.
Pillín no quedó conforme con el desplante e insistió, pero la respuesta no varió. Por eso se plantó frente a la oficina de Peña, exigiendo que lo recibiera. Fue entonces cuando el fiscal decidió llamar al destacamento policial de los Tribunales para pedir que lo sacaran, si fuera necesario por la fuerza.
Pero no hizo falta ningún procedimiento especial porque ni bien fueron a buscarlo, Bracamonte accedió a marcharse. Dos efectivos lo escoltaron hasta la puerta y finalmente dejó el edificio pacíficamente, como había llegado.
"Estaba tranquilo y dio la impresión de que lo único que quería era hablar con Peña", contó a este diario un testigo que lo vio bajar las escaleras acompañado por dos policías. En la fiscalía de Peña dieron una versión parecida. Después, ante una consulta de La Capital, el propio fiscal dijo que hubiera recibido "con gusto" al abogado de Bracamonte, pero que no tenía por qué atenderlo a él por más que insistiera.
Bracamonte aparece con frecuencia involucrado en distintas causas judiciales. Esta misma semana un juez lo desvinculó de una investigación: la policía lo había sindicado como protagonista de uno incidente en la cancha de Rosario Central, en ocasión del partido ante Nueva Chicago que se jugó hace un par de semanas, pero se comprobó que no tenía nada que ver y que lo incriminaron mediante la confección de actas falsas.
El afirma que sólo es un hincha de Central y considera que la Justicia lo persigue injustamente. "Nos comentó que está cansado de que siempre le pidan la captura", contó ayer otra de las personas que lo vio desfilar por los pasillos de los Tribunales escoltado por dos oficiales.
Peña, en tanto, fue muy claro: "Yo no persigo a nadie. En todo caso actúo en un expediente cuando me corresponde". Por lo pronto, ayer no hizo ninguna acusación contra el jefe barrabrava mientras en el Palacio de Justicia quedó flotando una pregunta: ¿volverá?.



Bracamonte no fue recibido por el fiscal Peña.
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