Año CXXXIV
 Nº 49.266
Rosario,
sábado  13 de
octubre de 2001
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El acoso. Un escándalo tras otro en la cortada Ricardone
Los cuidacoches no respetan ni las calles con estacionamiento medido
Las protestas de los automovilistas se suceden hora tras hora. ¿Dónde están los inspectores y la policía?

Olga Morales, empleada de la empresa Tránsito Rosario -concesionaria de los parquímetros-, retira de la mochila las copias de tres denuncias policiales en la seccional 2º. "Fui a la comisaría una y otra vez porque estoy harta de las agresiones: no me dejan trabajar, me gritan que me vaya a lavar los platos y que no me meta en el negocio de ellos", relata. Ellos son los cuidacoches que dominan la cortada Ricardone, a quienes todo el mundo conoce como "Los Quiroga" tras haberlos visto durante tantos años: Carlitos, Pino, Ariel, Pepe, Daniel y Leo. Y también, Núñez.
"Ninguna de mis compañeras se banca venir a trabajar acá. Como soy esposa de un policía me siento un poquito más segura y acepto. Pero igual, el lugar es insoportable", dice Olga.
Es curioso lo que se observa a primera vista en la cortada, pleno centro de Rosario: automovilistas que apenas estacionan no van a las máquinas expendedoras sino directamente a entregar el dinero a los muchachos. Y son éstos (los Quiroga) los que retiran los tickets a medida que vencen para colocarlos sobre el parabrisas. ¿Cuál es el negocio?: el dinero que sobra y el manejo general de toda la cortada Ricardone.
"Tal es el abuso que las multas que hago yo son las únicas que fracasan en el Tribunal de Faltas -dice Olga-. ¿Por qué? Porque hay avivados que cuando les llegan vienen y le piden a los cuidacoches un ticket de ese día sabiendo que los guardan a todos. Van y lo presentan al juez. Así zafan".
-Este manejo es la primera vez que lo escucho.
-En esta cortada se ve de todo. Hay gente que detiene el auto en doble fila y se los deja en marcha para que lo estacionen; por eso un par de mujeres resultaron atropelladas y hubo un abogado que tuvo que retirar el auto de la comisaría: les había dado permiso para salir dar una vuelta y se lo subieron a la peatonal San Martín. Ahí los detuvo la Policía".
El relato es interrumpido por el grito de una protesta: "Pero qué te tengo que pagar a vos si ya saqué el ticket", grita Jorge Romero cerca de su Toyota Célica. Acepta breve diálogo con este diario y dice: "Me la paso entregando plata pero llegó la hora de empezar a cortar. Voy al Tribunal de Faltas (antiguo edificio de la Aduana) y la bajada Sargento Cabral es de los cuidacoches; voy al centro y lo mismo pasa con el Paseo del Siglo desde Dorrego hasta Presidente Roca; voy a la cancha y hay que poner tres pesos por adelantado. Me cansé. Obviamente, sé que en cualquier día de estos el auto me aparece rayado".
-¿Quién le parece que es el responsable?
-En parte nosotros, los mismos automovilistas. Hay gente que apenas se baja del auto se pone a conversar, les da trato, amabilidad. Conozco comerciantes de por acá que hasta les confían la llave del auto, los apañan, les dan el dinero para que les manejen los tickets. Y también sé que dos personas tuvieron que ir a buscar el auto a la villa.
El inspector de zona de la empresa Tránsito Rosario llegó en respaldo de la agente Olga. Uno y otra dicen que funcionarios de Control Urbano y también la Policía se escudan en que no hay una figura en el Código Penal, o de Faltas, que condene la actividad de los cuidacoches. "Vienen, les dicen que se retiren por un día y después se olvidan". El supervisor señaló en esa dirección que exigir plata a cambio de "cuidar" coches -o mejor dicho para no dañarlos-, sin autorización legal para hacerlo, fue declarado como una "contravención" sólo en el ámbito de Capital Federal, castigada a través del Código de Convivencia Urbana.
Mario Actis, especialista en accidentología y tránsito, opina que el mejor recurso en estos casos es hacer la denuncia en la policía por amenazas, ya que las acusaciones reiteradas contra una persona "dan lugar a que se le abra una causa penal".
Actis dice conocer a los cuidacoches de la cortada Ricardone, antiguos y arraigados como los de las canchas de fútbol. "En la cancha de Newell's un domingo me negué a pagar y me apareció la cerradura rota del lado del acompañante", avisa.
"El tránsito es uno de los sectores plagados de irregularidades -sostiene Actis-. Si un problema son los cuidacoches mayor aún es la cantidad de conductores sin registro, patente y seguro. Como en su mayoría son insolventes, si chocás contra ellos te arruinan".



Los Quiroga "administran" los parquímetros.
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