En un clima de indiferencia y de generalizadas críticas a la clase política, las agrupaciones políticas que competirán el domingo en los comicios legislativos nacionales y municipales cerraron ayer sus campañas proselitistas en todo el país.
Quizá la síntesis de esta "atípica" campaña (como más de un candidato la caracterizó) fue el recurrente pedido de los candidatos no ya a que los voten sino a que voten por alguien. Sucede que enfrentan a un inusual y virulento enemigo: la masiva tendencia a anular el sufragio o a hacerlo en blanco.
Precisamente ayer varias encuestas revelaron un hecho absolutamente novedoso: que a medida que se acerca el día de la elección la intención del "voto protesta" aumenta en vez de disminuir.
Según explicó el analista Ricardo Rouvier, es la primera vez que ocurre en Argentina este fenómeno ya que "en general en todas las elecciones la intención de votos en blanco y abstenciones disminuían a medida que se acercaban los comicios". "La población está muy enojada, descreída de toda la clase política, sin encontrar una opción que le resulte atractiva, y hay muy poca expectativa positiva respecto a que estos comicios generen algún cambio", fue su explicación.
Pero la anunciada rebelión en el cuarto oscuro tendría un curioso efecto secundario: ayudará a elevar el porcentaje de los partidos mayoritarios. Por ejemplo, el candidato a senador aliancista por Capital Federal Rodolfo Terragno, quien actualmente cuenta con el 15% de intención de voto, alcanzaría el el 25% con ayuda del voto en blanco o nulo en el escrutinio final, deslizó el mencionado consultor.
Según el sondeo de Rouvier & Asociados, el domingo se producirá, además, "una gran fragmentación" del voto, que se verá reflejado el próximo 10 de diciembre en el nuevo Parlamento".
La encuesta, realizada Capital Federal (el distrito más politizado del país) en relación a los candidatos a senador, le otorga un 15% a Terragno, 10% a Alfredo Bravo (ARI), 8% a Gustavo Beliz (Frente Nuevo País), 5% a Horacio Liendo (cavallista) y el resto a la izquierda.
Sin embargo, hasta ayer el nítido ganador entre los porteños era el "voto protesta", con el 36%. Si se le suma el 4% que dijo que no irá a votar, el panorama es claramente "atípico": el 40% de los ciudadanos empadronados le estaría dando la espalda a la vapuleada clase política.
"Cuando uno limpia los datos y se sacan los nulos y los blancos, crecen obviamente todos los porcentajes, Terragno, por ejemplo, pasa del 15 al 25%", señaló Rouvier.
Si bien es difícil que el ejemplo porteño se reproduzca en el resto del país con los mismos guarismos, se acerca peligrosamente a varios sondeos realizados en otros distritos del país, Rosario entre ellos, donde el "voto bronca" superaría el 30%.
Otro dato porteño: un 10% aún se mantiene "indeciso", a dos días de las elecciones.
Por su parte, el consultor Rosendo Fraga, vaticinó que "a nivel nacional el PJ le ganaría a la Alianza por 8 ó 9 puntos", con un alto porcentaje de votos nulos y en blanco ("entre el 12 y el 14%").
Así, el escenario político desde el lunes mostrará a "un PJ fortalecido" con "mayoría en ambas Cámaras" y "un gobierno debilitado" con una Alianza que "sólo se presenta en la mitad de las provincias como tal", diagnosticó Rosendo Fraga.
Ante este crudo panorama, ayer la propia Iglesia, por intermedio del obispo de Morón, monseñor Justo Laguna, sostuvo que el voto en blanco es "absolutamente ilícito" y convocó a la ciudadanía a sufragar por "lo menos malo".
El cierre de campaña de ayer estuvo signado, además de por el síndrome antivoto, por la política económica. A tal punto que los candidatos oficialistas se ubicaron en la vereda de la oposición, sin grandes diferencias en sus discursos pero con un "blanco" común: el ministro de Economía, Domingo Cavallo. La única y obvia excepción fue la de su propio partido, Acción por la República), que no se presenta en todos los distritos del país. Hoy será otra historia: comienza la veda y el período de reflexión de los votantes.
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La Ciudad
