Año CXXXIV
 Nº 49.267
Rosario,
viernes  12 de
octubre de 2001
Min 12º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Editorial
Saludable reacción

El reciente reportaje que le concedió a La Capital el gobernador Carlos Reutemann dejó como cosecha una serie de frases que dan señales de una necesaria respuesta por parte de la dirigencia política hacia las campañas que instan al electorado a sufragar en blanco o impugnar el voto, basadas en una creciente decepción y desconfianza en el accionar de las dirigencias."Es un voto que se va a perder en el tiempo, que no tiene rostro visible, porque la política va a seguir. Lo ideal es que la gente tome una decisión y vote en positivo", le dijo a este diario el mandatario santafesino, dando a entender cuál es la columna vertebral que sostiene su mensaje: simplemente, que la política sólo va a cambiar a partir de su concreto y cotidiano ejercicio, y no dándole la espalda, sea cual fuese la posición desde la cual se lo haga.
Y no resulta sencillo discrepar con tales conceptos. Más y mejor política, esa es la consigna que, palabras más, palabras menos, alimenta Reutemann. Porque el veredicto coincidente sobre la crisis de calidad de quienes tienen, en la sociedad, la trascendental misión de conducirla, no debe ocultar que ellos provienen, justamente, de los grupos sociales a los que -comicios mediante- representan. Porque los funcionarios y legisladores no surgen de un frasco, ni han nacido en la luna: son los mejores referentes del estado actual de un país. Diferenciarse u observarlos como una casta por completo apartada de la gente tiene más que ver con la crítica evaluación que de su gestión pueda hacerse que con una lectura lúcida de los hechos de la realidad.
Es decir, los mecanismos para modificar las cosas están al alcance de la mano. Y son aquellos que proporciona la democracia. Esa democracia que volverá a ponerse en funcionamiento, para bien de los argentinos, este domingo. Y aunque muchos descrean de lo que vaya a surgir de las elecciones, el mero hecho de que se celebren debería ser suficiente para la satisfacción y hasta para una moderada alegría. Pelear contra la crisis es una dura tarea. El primer paso para hacerlo es, pasado mañana, votar por aquellos a quienes se considere como los mejores capitanes posibles para el barco que enfrenta la tormenta. Y participar, desde el lugar que se pueda, para mejorar el nivel de los conductores. Es sólo el pueblo, voto de por medio, quien tiene el poder para hacerlo. ¿Y por qué renegar de él, cuando tanto costó ganarlo?


Diario La Capital todos los derechos reservados