Año CXXXIV
 Nº 49.267
Rosario,
viernes  12 de
octubre de 2001
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Reflexiones
Ataque al mundo civilizado

Carlos Castellani (*)

Un mes atrás un hecho conmovió al mundo civilizado, el ataque terrorista a las Torres Gemelas neoyorquinas y al Pentágono. Me pregunto si nos damos cuenta del peligro terrorista mundial. Ese nuevo fenómeno. Creo que no. Las mayores especulaciones se escuchan en torno a qué represalias tomará EEUU y sus consecuencias futuras; en general se teme a ello, como si esto fuera uno de los desatinos futuros que hará que el mundo se torne más violento, menos habitable. Estamos equivocados; el verdadero peligro sigue siendo el terrorismo. Ataca sin rostro, a traición, por sorpresa, con tal de sembrar el horror para que se conozca su poder y se les tema. Con represalia o sin ella, el terrorismo seguirá actuando, amparado también por ese romanticismo del cual las sociedades que somos víctimas de ello, les regalamos.
Hace pocos días tuve oportunidad de ver en el programa de Susana Giménez, a la hija del "Che Guevara". La animadora trató a su padre como un héroe nacional, cuando en realidad fue un guerrillero que de haber vivido en estos tiempos, bien podría haber estado comprometido, como muchos otros, en esta moderna escalada de terror que termina con miles de vidas, como hemos visto en el cruento y detestable atentado llevado a cabo en territorio norteamericano.
Estados Unidos es un país previsible, civilizado, está de nuestro lado y debemos involucrarnos para pelear a fondo y ganar esta guerra contra el terrorismo. Sin medias tintas. Sin hipocresía. Sin "falso intelectualismo".
La gran ventaja que tienen los guerrilleros, que desprecian la vida, es hacer creer que son idealistas, justos y que tienen la solución para un mundo mejor. Grave error si creemos esto. El hombre es imperfecto y jamás podrá crear un sistema perfecto que conforme a todos. Se trata de elegir el menos malo. La historia de la humanidad ha mostrado las grandes diferencias que en todas las épocas han existido.
Se trata de considerar si el intento de civilización, el progreso (no "progresismo") y la organización que lleva adelante el hombre a través de sus sociedades es válido -aunque no sea la panacea para todos- o si las pocas personas que enarbolan el terrorismo en el mundo para adueñarse del poder merecen apoyo.
Personalmente, siempre estuve bien definido, del lado de los países y la defensa de los mismos, contra el terrorismo que no tiene bandera, ni patria, ni ideología. No podemos escondernos y sí debemos tomar partido por uno u otro bando.
Las instituciones militares, policiales y políticas de un país, inclusive con sus defectos, son las que custodian a las personas pacíficas, trabajadoras, que constituyen la célula familiar de toda sociedad. No tener en claro esta profunda y necesaria elección nos dejará confundidos y deambulando en la mediocridad de las convicciones.
El terrorismo seguirá golpeando al mundo, no sólo a EEUU, cada vez con más peligro de destrozar la humanidad. Más tarde o más temprano deberemos enfrentarlo. Hubiera sido mejor hacerlo antes, en lugar de complacerlo. Es mejor hacerlo ahora, mañana será peor.
Lo malo es que necesitemos -cada país- que nos toque en carne propia, para decidirnos a reaccionar, como ahora EE.UU. Pero no hay otra opción. La lucha está planteada. Debemos enfrentarla como un desafío de nuestra época y para las generaciones futuras.
(*) Diputado de la Nación y presidente de la Ucedé


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