Año CXXXIV
 Nº 49.262
Rosario,
domingo  07 de
octubre de 2001
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La salud en coma. La titular del Iapos describe los lobbies del sistema
María Insaurralde: "Todos somos responsables de la crisis sanitaria"
Hay más tomógrafos en Santa Fe que en Francia y las cesáreas son numerosas. ¿Qué está fallando?

Daniel Leñini

La titular del Iapos, María Inés Insaurralde, aseguró que el colapso de las obras sociales -como el Pami y tantas otras- sólo podrá evitarse mejorando el gerenciamiento y resistiendo las "trampas, abusos e incentivos" de la industria del medicamento y de los aparatos aplicados en medicina.
La funcionaria cargó también contra aquellos médicos que "apenas terminan de preguntarle al paciente «¿A ver, qué le pasa?» redactan una chorrera de análisis y diagnósticos por imagen" cuando en realidad, mediante el examen clínico de consultorio podrían resolver "el 70 por ciento de los diagnósticos".
El Iapos (obra social de los empleados públicos santafesinos) es, seguida por Osecac (empleados de comercio), la única que paga a término las prestaciones frente a un cuadro de atrasos generalizado, virtual rotura de la cadena de pagos y corte de servicios. Con 450 mil afiliados, además, es la más grande del interior del país.
-¿Por qué existen tantos abusos con los medicamentos? Especialistas señalan que aumentaron el 300 por ciento en diez años de estabilidad y deflación.
-Porque falta un organismo de control. Le doy un ejemplo: en Holanda el gobierno detectó que un laboratorio multinacional, Merzapidón, le había regalado a médicos que prescribieron en cantidad sus productos un fin de semana en lugares paradisíacos...
-Como los viajes a Cuba que se obsequian acá...
-Sí, o los regalos de autos o dinero. El tema es que en Holanda el gobierno le aplicó a esa multinacional una sanción ejemplar, una multa cuantiosa. La diferencia de precios de medicamentos en Argentina es infernal. La aspirina cuesta 0,70 peso cuando en Chile la cobran 0,30, en España también, en otros países el precio va de 0,35 a 0,50 peso. Ya en la década el 80, Estados Unidos sacó una ley para que se prescriban genéricos, es decir, el nombre de la droga, y no las marcas, para bajar el gasto. Los genéricos son un 40 y hasta un 60 por ciento más baratos; pero en nuestro país existen mayores impedimentos, se requiere un control de bioequivalencias y biocompatibilidad porque algunos no reunirían la cantidad de drogas de los medicamentos de origen. Pero eso no justifica prohibir la prescripción de los genéricos; lo que debe hacerse es crear el organismo que controle.
-¿Del presupuesto global de la salud la incidencia del medicamento es cada vez mayor?
-Sí, asusta cuánta plata va a ese rubro y también saber que los sectores de menores recursos acceden cada vez menos a los remedios. El medicamento aparece como el producto por excelencia frente a la enfermedad: todo el mundo quiere irse del consultorio con la receta. "¿Cómo? ¿No me va a recetar nada, doctor?", dicen. Aunque la historia ha demostrado que todas las epidemias, como el cólera, no se combatieron por la aplicación de vacunas y medicamentos, sino mejorando el nivel de vida. La salud tiene más que ver con el hábitat (cloacas, asfalto), la alimentación y los hábitos de vida que con los servicios de atención médica.
-Hoy (por ayer) el presidente del Congreso Internacional de Calidad en Salud, Hugo Arce, declaró que la Argentina tiene el doble de médicos necesarios.
-El primero que se atrevió a hablar del tema fue René Favaloro cuando dijo: "No necesitamos más médicos, sino mejores". La formación de profesionales es una cuestión relativa no a las libertades individuales, sino al bien común; debe responder al perfil productivo y la realidad de un país y no dejarse librada al azar. Resulta que en Rosario el 74 por ciento son médicos especialistas y sólo el 26 restante generalistas.
-¿Qué significa eso?
-¿Cómo transitar el camino a los médicos de familia (generalistas) como pretenden siempre las autoridades si los recursos humanos se prepararon para otra cosa? El resultado es que el modelo de atención médica lo termina determinando la oferta, en este caso los médicos especialistas. Lo mismo sucede con la aparatología: en Francia hay un tomógrafo cada 100 mil habitantes, las autoridades sanitarias no permiten más, y resulta que en Santa Fe, con 500 mil personas, hay 14 tomógrafos. ¿Quién reguló el tema? Nadie. Entonces aparece el vicio del mercado: el lobby para que los tomógrafos empiecen a facturar.
-Acá un empresario, Hugo Pasqualis, denunció que hay médicos que reciben 100 pesos por cada resonancia magnética que recetan.
-Lo leí. Bueno, esos vicios ocurren con los medicamentos, las prótesis, órtesis y también en algunos diagnósticos. Y la que termina pagando es la gente.
-A propósito, ¿cuántos tomógrafos hay en Rosario?
-No recuerdo con precisión, creo que 17; pero con un millón y medio de habitantes entre ciudad y conurbano. Es peor Santa Fe.
-¿Cuánto se facturan una resonancia y una tomografía?
-De 300 a 400 pesos la primera y entre 180 y 200 pesos la segunda. Abordemos los partos: la Organización Mundial de la Salud dice que las cesáreas deben ser el 15 por ciento del total de partos y resulta que la Argentina muestra un porcentaje cercano al 60. ¿Por qué la cesárea? Por la comodidad para la madre y el médico y porque la cabecita del bebé sale redondita y no angular como en un parto normal hasta que solita se acomoda la mollera. Pero nadie le dice a la madre el riesgo quirúrgico de la anestesia que lleva la cesárea. Bueno, esas son las herramientas que hay que manejar desde el gerenciamiento para alentar o desalentar las prácticas. Desde el año 90 todos los países están en procesos de reforma de los sistemas de salud. Alemania se está cuestionando si los fumadores deben seguir cubiertos por el seguro obligatorio; porque entienden que es una decisión individual como aquel que se droga. En la Argentina todos los actores, por acción u omisión, somos responsables de lo que está sucediendo. Gran parte del presupuesto se va en alta complejidad y no se saben a ciencia cierta los resultados. ¿Fueron mejores realmente?
-¿Todo esos vicios provocan que la Argentina gaste 790 pesos por habitante por mes en salud y Chile, por ejemplo, 350?
-Por supuesto. Porque el modelo de salud de la Argentina está orientado a la rehabilitación y no a la prevención. Y porque está condicionado por esta oferta que describimos. Uno observa los índices y ve que las prestaciones de alta complejidad y los medicamentos avanzan en desmedro de la atención básica. El médico debería recuperar e incorporar como rutina enseñar a los pacientes cómo cuidarse, los hábitos de vida e higiene. Por el contrario: creo que el médico abandonó la lucha por su honorario y cedió a la presión de la industria. Ese círculo vicioso el país intentó romperlo en otras épocas cuando pasó el valor Inos de la consulta, el nomenclador nacional, de 2,33 pesos a 6,50 y de ahí a 7,50 y luego a 9. Pero los resultados no se dieron. Muchos médicos apenas terminan de preguntar: "¿A ver, que le pasa?" redactan una chorrera de análisis, diagnósticos por imagen y luego dicen: "Vuelva la semana que viene". Se usan los servicios complementarios para diagnosticar cuando con el examen clínico, en el consultorio, los profesionales están en condiciones de resolver el 70 por ciento o más de los diagnósticos. Lo que debemos hacer, para abaratar los costos, es obligar a que la tecnología sea usada como complemento del diagnóstico y no como una herramienta del diagnóstico.
-Las clínicas y sanatorios reconocen que el Iapos y Osecac (empleados de comercio) son las obras sociales mejor financiadas. Que ustedes están pagando por quincena vencida cuando, por ejemplo, el Pami lleva cuatro, seis u ocho meses de atraso. ¿Cuál es el secreto?
-En primer lugar, la decisión política del gobierno provincial de girar puntualmente los aportes. Segundo, que los gastos en administración (personal, estructura) representan el seis por ciento cuando en otros casos, como el Pami, están cercanos al 30 por ciento. Tercero, porque en las licitaciones de provisión fijamos precios tope que este año, por ejemplo, son un 30 por ciento más bajos. Nuestro vademecum establece para los laboratorios con precios más bajos una cobertura del 90 por ciento; para los más altos del 30. El mensaje es: baje sus precios y así puede vender más.



"Asusta ver cuánta plata se va en medicamentos".
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