Año CXXXIV
 Nº 49.248
Rosario,
domingo  23 de
septiembre de 2001
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Tenis
Argentina vuelve al Grupo Mundial de la Copa Davis
Luis Lobo y Guillermo Cañas ganaron en dobles y el equipo nacional venció la serie ante Belarús por 3-0

Y una primavera, por fin, cambió la historia. Se destrozó el maleficio del ascenso. El court central del Córdoba Lawn Tennis estalló de alegría. La fiesta por la vuelta de Argentina al primer mundo del tenis tuvo más de cuatro mil invitados.
El festejo comenzó con una volea de revés de Vladimir Voltchkov que murió en la red para que Guillermo Cañas y Luis Lobo se tiraran de cara al cielo. Arriba de ellos, quince segundos después había doce personas, entre ellos Franco Squillari y Gastón Gaudio. Estaban festejando el tan ansiado ascenso. El merecido retorno del equipo argentino al Grupo Mundial de la Copa Davis.
Había terminado una lucha que, en los papeles, parecía desigual. Argentina metía un 3 a 0 inapelable en la serie, espectacular, lleno de adrenalina. Cañas y Lobo vencieron a Voltchkov y Max Mirnyi por 6/7 (7-9 en el tie break), 7/6 (7-5), 7/6 (7-3), 4/6 y 6/4 en cuatro horas y 33 minutos de juego. La entrega fue estremecedora...
Lobo se subió a la silla de un juez de línea para alcanzar a darle un beso a su esposa y a su hijita, María Jesús; Cañas, mientras todos festejaban, se fue a llorar a una silla. Guillermo termina un año sin igual y, por sobre todas las cosas, cierra la herida abierta desde el 99 con el "Desastre de Caracas", aquel partido de ciencia ficción que perdió con el venezolano Ruah.
En otro sector bailaba Gaudio, que fue a buscar a su madre a la tribuna (su papá quedó en Buenos Aires porque se pone nervioso y camina por las paredes). Squillari se encargó con los botellones de champagne de empapar a todos y, por último, antes de la vuelta olímpica, todos llevaron en andas a Franco Davín, quien serie a serie aprendió a ser un muy buen capitán.
El partido empezó frio, sin ritmo. Era pum, pam y punto. En ese contexto los visitantes se sentían muy cómodos y rápidamente tomaban ventajas de 4-1 y 5-2, ya que habían quebrado el saque de Cañas en el cuarto game.
Argentina estaba sin rumbo. No jugaba bien, pero de a poco Cañas y Lobo iban entrando en sintonía. Se la jugaron en el saque de Mirnyi en el noveno juego, le quebraron el saque, recuperaron el break y forzaron un tie break, pero se les esfumó.
En el segundo, Argentina aprovechó el envión con el que venía y sorprendió a los bielorrusos para picar 3-0 arriba. Estaban muy sólidos, pero Lobo cedió el servicio en el noveno y nuevamente llegaron a otro tiebreak. Los locales no llegaban bien pero capitalizaron un par de errores de los visitantes y se quedaron con el set.
Los argentinos hicieron lo peor que podían hacer. Se relajaron en el comienzo del tercero. Entonces, en menos de diez minutos, la visita estaba 3-0, previo quiebre a Cañas.
El partido dentro de la cancha se puso espeso. Discutieron tres puntos. El partido perdió el ritmo y esta vez, los argentinos fueron los beneficiados, tanto que tras una de esas intervenciones recuperó el break ante Voltchkov. La idea se encauzaba. Pelotas bajas, intentar la difícil misión que no se vengan tanto a la red y tener seguridad en el servicio. Así llegaron a otro tie break raro como el partido. Argentina arrancó 3-0 arriba, acumularon errores y quedaron 3 iguales. Pero los bielorrusos devolvieron gentilezas tras un milimétrico globo de Lobo y dos horrores no forzados de Mirnyi.
El cuarto set fue para los bielorrusos que se bancaron mejor los momentos más hablados del partido. Argentina perdía 4 a 3 y el encuentro estuvo parado más de cinco minutos. Los visitantes hicieron valer el break a Cañas y forzaron un quinto set.
Precisamente Cañas fue el protagonista excluyente del último set. Se puso el equipo al hombro, agitó a la gente para que grite cada vez más fuerte, ayudó a un Lobo herido en su zona lumbar y que debía ser atendido en cada cambio de lado.
Willy hizo todo bien en el quinto. Voleó como los dioses, perdió pocos puntos con su servicio y, por sobre todas las cosas, se bancó la presión del público y hasta se dio el lujo de reemplazar a Lobo en su función de "jefe de dobles".
Quebraron en el décimo. No había muchos más resquicios. Le quebraron a Voltchkov que no había perdido su servicio hasta allí y Lobo, con una volea impresionante, puso a Argentina en la puerta y segundos después, la pelotita quedó del lado de los europeos.
La fiesta vino después. Es merecida. Se lo ganaron dentro de la cancha. Ahora hay que empezar a escribir una historia aun más importante para el tenis argentino. Hay que soñar en grande...



La montonera es para festejar la clasificación tras 9 años.
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