Washington. - Los tambores de guerra estadounidenses retumban cada vez con mayor fuerza. Unidades del ejército de tierra han recibido la orden de desplegarse en el marco de la campaña contra el terrorismo, según indicó el secretario de este cuerpo, Thomas White. Ayer un contingente de 2.200 marines, entrenados en operaciones especiales, partieron de su base en Carolina del Norte hacia el golfo Pérsico. Asimismo, el Pentágono convocó para el servicio activo a 5.131 reservista de la fuerza aérea y del área aeronáutica de la guardia nacional, en el marco de la movilización militar tras los atentados del martes 11. Se trata de la primera movilización de reservistas después de la firma del presidente George W. Bush de una directiva que autoriza al reclamo activo de 50.000 miembros part-time de las fuerzas armadas. La movilización fue dispuesta para garantizar la protección de los cielos norteamericanos para prevenir nuevos ataques terroristas.
Múltiples blancos
El subsecretario de Estado norteamericano, Richard Armitage, afirmó que su país se prepara para afrontar "una guerra global contra el terrorismo, que no se termina en Afganistán" y es de carácter "político y económico".
En declaraciones efectuadas en la sede de la Otán en Bruselas, el enviado estadounidense afirmó que lo que Washington llama "la respuesta global contra el terrorismo" será "una campaña duradera que no es de naturaleza militar, sino política y económica". Por su parte, el secretario general de la Alianza Atlántica, George Robertson, reiteró "la determinación de los países de la Otán, de cooperar con otros miembros de la comunidad internacional, en esa lucha, quizás una larga lucha, que se espera sea exitosa contra el terrorismo".
Diez cazabombarderos estadounidenses abandonaron ayer la base de Lakenheath, en el este de Inglaterra, informó un vocero de la fuerza aérea norteamericana, que no quiso brindar más detalles. Los aviones son del tipo F15, entre ellos del modelo Strike Eagle, y están armados con misiles.
También ayer, el destructor Cushing, con una capacidad de 8.040 toneladas, partió de la base japonesa de Yokosuka, informó un vocero de la US Navy, que no dio precisiones sobre su destino. Desde la misma base naval habían zarpado el lunes pasado el crucero USS Vincennes y el destructor USS Curtis Wilbur, ambos equipados con misiles teledirigidos, indicó el teniente Chuck Bell, vocero de la marina.
El miércoles, el Departamento de Defensa decidió el envío a la zona de un centenar de aviones de combate F-15 y F-16, bombarderos B-1 y aviones nodriza KC-10 y de vigilancia E-3 Awac. Junto con los aviones, una escuadra aeronaval de 14 buques encabezados por el portaaviones estadounidense Theodore Roosevelt zarpó del puerto de Norfolk, Virginia, para un despliegue de seis meses en el mar Mediterráneo y el golfo Pérsico.
Las fuerzas del Roosevelt están integradas por 15.000 hombres, e incluyen una unidad de 2.000 marines especializados en acciones de comando. (Télam y AP)
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