Año CXXXIV
 Nº 49.240
Rosario,
sábado  15 de
septiembre de 2001
Min 10º
Máx 17º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





La tragedia en Estados Unidos fue tema excluyente entre los chicos rosarinos
Pequeños analistas de los atentados crecen y se forman en las escuelas
Después de las imágenes llegaron las preguntas de los niños y el intento de los adultos por explicar lo inexplicable

Eugenia Langone Laura Vilche

Hall de entrada del Colegio Edmondo de Amicis (Santiago 1365). De un friso de papel amarillo cuelgan decenas de reflexiones de los chicos de 6ºA y en un rincón se destaca un dibujo que ya es un ícono, también en la comunidad escolar rosarina: el de las dos torres en llamas, atravesadas por un avión. "¿Hacía falta esto?", se lee debajo de la ilustración coloreada con pinturitas. Este es sólo un ejemplo de lo que se vivió esta semana en las aulas. El atentado a las Torres Gemelas en pleno Manhattan fue visto en vivo y en directo por todo el mundo. Y los chicos, obviamente, también fueron espectadores. Después de las imágenes, vienen las preguntas y el intento de los adultos de explicar el horror. La Capital recogió algunos comentarios y trabajos de alumnos, desde los de nivel inicial hasta los de los más grandotes de la EGB. Todos quisieron decir lo suyo. También una psicóloga de niños dio su enfoque de cómo tratar un tema tan duro con los más pequeños.
En Rosario, a poco más de 10.400 kilómetros de distancia de Nueva York, los hechos del martes por la mañana fueron un tema inevitable sacado por los propios chicos en más de una escuela. Surgieron comentarios espontáneos y otros repitieron la postura paterna, se armó la historia como se pudo, se leyeron diarios, se dibujaron los hechos y, fundamentalmente, se reflexionó sobre cuestiones propias de la vida y de la muerte.
"No hubo forma de hablar de otra cosa", aseguró Adriana Dematteis, docente de preescolar del Colegio Edmondo De Amicis. Es que los de cuatro y cinco años llegaron el miércoles a la escuela, se encontraron con la bandera del jardín a media asta y comenzaron a preguntar: "¿Usted vio cómo se cayeron esos edificios en Norteamérica por la tele?". Ya en el salón, se sentaron en ronda y siguió la charla: "Eran las torres más altas del mundo", se escuchó con mucha seguridad, pero también hubo espacio para la queja: "No pude ver dibujitos en toda la tarde, mi mamá se la pasó pegada a la tele".
El calificativo "malos" fue el más usado. Algunos se lo atribuyeron directamente a "los señores que iban en los aviones", mientras otros aclararon que en los aviones no todos eran malos porque "también había muchos papás y mamás".
Varios se entristecieron al decir que "los chicos se habían quedado sin papá y sin mamá", y lo expresaron con poco color: se impuso el uso de fibrones negros y papeles de diarios. Algo para destacar: en las ilustraciones, la gente, el sol y los aviones, todos, lucen caras largas.
Los alumnos de 6º y 7º años de la escuela Nº55 (Buenos Aires 975), junto a su docente, Graciela Riboldi, también discutieron el lamentable episodio ocurrido en la Gran Manzana y el Pentágono. Analizaron lo que vieron y oyeron en los medios y en Internet. Causas y consecuencias del hecho completaron un clásico cuadro en el pizarrón: entre las primeras ubicaron a la enemistad religiosa, el fanatismo, el odio, cuestiones económicas y "la manía de Estados Unidos de meterse en todos lados". Las muertes, la caída de más edificios y de la Bolsa y el desabastecimiento fueron parte de las segundas.
De los mismos años de EGB, pero de la escuela Nº103 (Sarmiento 307), surgieron estos testimonios: "Primero pensé que los estadounidenses se merecían esto porque son los más autoritarios del mundo, pero después me dije que no había razón para que muriera tanta gente" (Luis Ojeda, 13 años). "Siento miedo de que nos ataquen a nosotros" (Gala Décima, 12 años). "Me dan lástima los americanos, pero también los palestinos" (Hani Jatip, 12 años).
Entre estos chicos no faltó el debate sobre el patriotismo. Y hasta discutieron la posibilidad de ir a defender a los Estados Unidos como soldados argentinos. Si bien hubo una posición casi unánime en contra de la idea, también surgió una excepción: Franco Ayala levantó la mano y aseguró que él sí iría.

Torres, aviones y fuego
En el colegio La Salle (Alem 1142), todos los nenes y nenas de 2º D, a cargo de la seño Mirta Damiani, querían ayer mostrar sus cuadernos con los dibujos alusivos al dramático atentado. Torres, aviones y fuego. Torres, aviones y fuego. Las figuras se repitieron sin cesar. Pero, al momento de armar los relatos, se mostraron interesantes diferencias, que por momentos hicieron más relajado el tratamiento del tema.
-"¿Qué pasó esta semana en Estados Unidos?" \-"Se quemaron unas torres de 110 metros de alto".
-"¡No, medían 309 metros!".
Ese fue sólo uno de los desencuentros de la discusión. Cuando se les preguntó si los hechos les habían dado miedo, contestaron al unísono que "no". Pero por lo bajo, Aaron reconoció: "A mí me temblaron las patas".
Otro momento donde no primó el acuerdo se vivió cuando el interrogante fue: "¿Quiénes creen que fueron los culpables de este atentado?". Desde un rincón se oyó: "Los jerusalén". Victoria, disintió: "Los chinos", y casi en la misma sintonía Pablo dijo: "Los japoneses".
También se habló del Pentágono. "Es el lugar donde trabaja el presidente (George W.) Bush", gritaron varios.
No faltaron quienes alardearon de su alto nivel informativo: "Los terroristas estaban armados con cuchillos", dijo Juan Martín, "Desaparecieron cinco argentinos", agregó Julieta. "Se murieron varios bomberos", aseguró Clara.
Y también estuvieron presentes quienes anunciaron lo que se viene: "Va a haber guerra". Una triste, casi segura conclusión en que se unieron Paula y Guillermina.



Los chicos opinaron sobre los ataques terroristas a EEUU.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Intensas jornadas de reflexión
"Tratar el fundamentalismo sin caer en la discriminación"
Diario La Capital todos los derechos reservados