Año CXXXIV
 Nº 49.236
Rosario,
martes  11 de
septiembre de 2001
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Fallo por el crimen del chofer Juan Carlos Gallardo
Asesinó a sangre fría a un remisero y lo condenaron a 15 años de prisión
Fue en enero de 2000. Le disparó en la cabeza, sin ningún motivo, y después quiso culpar a un menor

Jorge Salum

Juan Carlos Gallardo tenía 36 años y era remisero. La madrugada del 24 de enero de 2000 fue a levantar unos pasajeros a un Fonavi que está en Batlle y Ordóñez al 200 bis, casi en el limite sur de la ciudad, y allí lo mataron. Según un fallo judicial que acaba de salir, el asesino es Víctor Hugo García, de 32 años. El juez Ernesto Genesio lo sentenció a 15 años de prisión.
Gallardo trabajaba en la empresa Júpiter, una agencia de remises sin habilitación. La noche que iban a matarlo acudió al llamado de unas personas de origen rumano que salían de una fiesta familiar. Esta gente había pedido un remís tras detectar en los alrededores de la vivienda en la que estaban la presencia de un grupo de sujetos que presuntamente pretendía asaltarlos.
El chofer enviado por Júpiter llegó enseguida en su Fiat Tempra. Frente a la dirección donde lo convocaron hay una villa, y un poco más allá están el Parque Regional Sur y el arroyo Saladillo.
Mientras esperaba a los pasajeros una bala le impactó en el cráneo. Sobrevivió una hora. Una ambulancia del Sies alcanzó a trasladarlo hasta el Hospital de Emergencias, pero murió mientras lo operaban.
Gallardo estaba separado de su esposa. Tenía dos hijos y sus compañeros dijeron que vivía y trabajaba para ellos "todo el día".

La investigación
El mismo día del homicidio la policía detuvo a un menor de 17 años, apodado Came, como el principal sospechoso. Lo hizo basándose en la declaración de un par de testigos que lo identificaron como el supuesto asesino. Luego, la seccional 11ª informó oficialmente que el chico había confesado su participación en el atroz episodio.
Pero con el paso de las horas la investigación dio un vuelco y las miradas se dirigieron hacia una de las personas que señalaron a Came como el autor del disparo. Esta persona era García, quien en un intento por desviar las sospechas sobre él llegó a denunciar que un grupo de desconocidos intentó incendiar su casa en represalia por haber señalado al presunto homicida.
Sin embargo, un hallazgo lo dejaría mal parado: en el lugar del crimen la policía encontró tirado el documento de García. Su situación se complicó todavía más cuando Came fue a declarar ante un juez de Menores. En lugar de confesar, como lo había hecho ante la policía, esta vez dijo que no fue él quien disparó sino alguien que integraba el mismo grupo. También dio el nombre de esa persona. Era García, quien de testigo pasó a ser el principal y único sospechoso.
Cuando García fue a declarar, todavía como testigo, el juez Luis María Caterina lo dejó preso y le imputó el crimen. La maniobra había quedado al descubierto: sabiéndolo inimputable a Came, por su condición de menor, García quiso endilgarle el homicidio. Tal vez hasta existió un acuerdo entre ambos, pero después el chico se arrepintió y el hombre quedó pegado.
El nunca admitió ser el autor del disparo mortal pero igual lo procesaron. Y ahora también lo condenaron. Para el juez Genesio, secretaría de Ernesto Eiriz, al apretar el gatillo no tuvo "ninguna inhibición para disparar contra una persona pacífica, que estaba trabajando". El magistrado deja claro, además, que García no tenía ningún motivo para asesinar a Gallardo. Por eso le dio 15 años, aunque sus defensores apelaron y la causa irá ahora a la Cámara Penal.



Juan Carlos Gallardo no tuvo tiempo de defenderse.
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