Año CXXXIV
 Nº 49.225
Rosario,
viernes  31 de
agosto de 2001
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Murió el artista Santiago Cogorno

A principios de esta semana murió en Italia a los 86 años el artista argentino Santiago Cogorno, quien tuvo una destacada trayectoria en el país y que numerosas veces expuso en Rosario.
Entre sus antecedentes se destacan el haber obtenido el premio Palanza en 1956 y representar a la Argentina en las bienales de Venecia y San Pablo. Otras distinciones de igual importancia fueron el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (1958) y el Premio de la Crítica de Arte al artista más destacado de su generación (1966).
Cogorno, nacido en Buenos Aires en 1915, se radicó en Italia cuando tenía sólo 8 años, pero luego vendrían a lo largo de su vida distintas idas y vueltas entre Europa y Argentina. Estudió pintura con Raúl Soldi (que era pariente suyo, y por entonces vivía en Italia) y Attilio Bernasconi, y también, entre 1932 y 1935, en la Academia de Brera, bajo la dirección de Aldo Carpi.
Tras sus estudios, el artista trabajó un largo tiempo en el grupo Il Milione, nucleado alrededor de la galería del mismo nombre de Milán. Las influencias de entonces en Italia partían de los conocidos Carrara, Morandi y Sironi, pero Cogorno se relacionó con la nueva camada de pintores italianos que renovaron el ámbito plástico de las décadas 30 y 40.
Su particularidad es que siempre se mantuvo en la línea de la figuración (son famosas sus mujeres), aunque dentro de los conceptos de una nueva realidad plástica. A partir del 40, Cogorno frecuenta cada vez más la Argentina, y sus mayores relaciones las mantiene con Soldi y Leopoldo Presas, aunque, según ha reconocido, los valores permanentes están representados por creadores como Augusto Schiavoni, Manuel Musto, Lino Enea Spilimbergo, Emilio Pettoruti y Antonio Berni, y en particular, por Domingo Candia y Xul Solar.
Durante mucho tiempo, Cogorno mantuvo talleres en ambos países y trabajó durante una parte del año en cada lugar. Sin embargo, en los últimos años, el artista se había mudado a Italia.
Entre los motivos característicos de sus obras se destacan las figuras femeninas, y las flores, una suerte de retorno a la naturaleza muerta. En ambos casos, se destacan las líneas, las manchas y los colores rutilantes, con numerosas disonancias.
Los dibujos lineales presentan otra faceta del artista: la posibilidad de de la síntesis gráfica, en tanto sus esculturas, menos conocidas, son en general troncos burilados y tallados, sin limitación expresiva.
La crítica que destacó con justicia sus hallazgos pioneros, paulatinamente olvidó la calidad de su obra y la incidencia renovadora que Cogorno ejerció en la plástica argentina.


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