Año CXXXIV
 Nº 49.211
Rosario,
viernes  17 de
agosto de 2001
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Claves del arte contemporáneo
La Cultural Chandon en el Castagnino presenta un panorama sobre la diversidad de las propuestas actuales

Fernando Farina

Algunas claves para comprender el arte contemporáneo aparecen claramente en la exposición de la Cultural Chandon, que este año sólo se hace en Rosario y reúne obras de 58 artistas en el Museo Castagnino. Pero, ¿qué se define como arte contemporáneo? Es evidente que el término es en ocasiones utilizado con distintas acepciones, sin embargo, en general entre los especialistas se acepta que se trata de las nuevas propuestas que tienen como fundamento la reflexión crítica que se desarrolló a lo largo de los últimos cien años.
En los comienzos de esta historia, hay un personaje fundamental: Marcel Duchamp, quien advirtió que en el arte se cometieron errores como creer que la pintura se dirige simplemente a la retina y cuestionó la supuesta "esencia" del mismo arte al realizar propuestas como presentar objetos cualesquiera (ready made) en los museos. Esta acción confundió inclusive a varios críticos, que creyeron que el artista no hacía más que un señalamiento para que la gente comenzara a apreciar los valores estéticos de los elementos cotidianos. Pero nada más alejado de su objetivo, ya que su elección era totalmente inmotivada. En realidad, lo que hizo con su operación fue lanzar preguntas y obligar a reflexionar acerca de qué es el arte.
Este fue un aporte fundamental para el desarrollo del arte conceptual que, en el límite, llegó a plantear que la idea hace innecesaria la existencia de la obra, mientras se tejió cierta desconfianza por los excesos simbólicos.
Otro ingrediente interesante es la revisión del kitsch. El término, en general es asociado a lo vulgar y surgió en Alemania para denominar despectivamente a las reproducciones baratas de las consagradas obras de arte (pequeñas esculturas de Miguel Angel para el interior de la casa o querubines para los jardines). Y en esta línea, tal como señala Jorge López Anaya, en la actualidad se podría hablar de otro kitsch igualmente desprestigiado entre los entendidos: el de las obras que no hacen más que reproducir irreflexivamente y hasta el cansancio las maneras de hacer en el pasado, y convierten todo en propuestas tan esteticistas como comerciales.
Un último agregado a tener en cuenta es la decisión de muchos artistas de realizar obras sin intenciones de gran arte ni expectativas de eternidad. Eso vuelve a las producciones menos pretenciosas y también, en ocasiones, efímeras.
Sin embargo, aun el público más desprevenido no tiene que asustarse por una supuesta imposibilidad de comprender, el arte contemporáneo toma elementos de la actualidad y es mucho más accesible que el de otras sociedades y épocas.

Todas las disciplinas
A tono con las transformaciones y la necesidad de difundir las importantes producciones nacionales, la Cultural Chandon de este año se renueva con una propuesta distinta, que tiene como objetivo atender al propio devenir del arte, a la aparición permanente de nuevos medios y a la necesidad de que la producción argentina sea conocida más allá de las fronteras.
La muestra se presenta como una alternativa a los tradicionales salones. Con un programa preciso, rompe con ciertos esquemas que, por repetitivos para este tipo de convocatorias, parecen naturales.
En este planteo, aparecen decisiones centrales como la de conformar un jurado mixto con especialistas nacionales e internacionales. De esta manera, se vuelve también una vidriera, que permite difundir las creaciones a través de agentes que se enfrentan a un panorama sobre la escena artística local. Asimismo, para apoyar las obras actuales, no se establecen límites de edad y se abrió la convocatoria a las diversas disciplinas de las artes visuales, de manera de evitar todo tipo de limitaciones en cuanto a técnicas y categorías.
La clasificación por secciones es tan tradicional como arbitraria, ya que las fronteras internas y externas del arte son cada vez más difusas. Las distancias entre las producciones se acortan y se ensanchan, y todo se contamina al ritmo que se reconoce el absurdo de los saberes compartimentados. Por eso, el planteo de una convocatoria que abarque todas las disciplinas implica una apertura. Más que un fuera de orden, es la negativa a imponer una norma excluyente y legitimadora, para aceptar la presencia de otras reglas que conviven -en ocasiones no pacíficamente- con la tradición.



Objetos hechos en acrílico por Román Vitali.
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