Año CXXXIV
 Nº 49.211
Rosario,
viernes  17 de
agosto de 2001
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El cantautor santafesino desembarca hoy en El Círculo con el disco "Bandidos rurales" bajo el brazo
León Gieco: "La gente se cansó de que le roben"
Aseguró que los argentinos sueñan con que se haga justicia de una vez por todas

León Gieco ofrecerá esta noche, a las 21.30, un recital en el que presentará parte del material incluido en su último álbum, "Bandidos rurales", en el teatro El Círculo, Laprida y Mendoza. El cantautor santafesino, además, repasará el amplio repertorio que forjó a lo largo de su extensa carrera. El cantante y compositor actuará al frente de la banda que integran Luis Gurevich (teclados), Aníbal Forcada (bajo), Marcelo García (batería), Eduardo Rogatti (guitarra) y Tancredo (violín).
"Vamos a hacer un recital largo, con una parte acústica y otra eléctrica. Vamos a tocar los temas que todos tienen ganas de oír, también al final vamos a presentar los temas del disco nuevo", adelantó a Escenario el autor de "Sólo le pido a Dios", y enfatizó: "Va a ser un precalentamiento, porque la presentación oficial del disco la vamos a hacer más adelante, con un show especialmente armado para la ocasión que va a tener escenografía y algunas sorpresas".
-¿Cómo será el show de esta noche?
-Vamos a repasar mi repertorio. La presentación del disco está prevista para más adelante. Sólo sabemos tocar tres o cuatro temas porque hace apenas dos semanas que estoy en Buenos Aires. Haremos un recital largo con una parte acústica y una parte eléctrica y al final vamos a presentar tres o cuatro canciones de "Bandidos rurales". La presentación total del disco, incluso con escenografía que represente cosas del disco va a estar hecha para más adelante.
-¿Por qué se interesó en las historias de los bandidos rurales?
-Desde hace bastante tiempo estoy investigando las historias que se cuentan sobre los bandidos rurales. Es un tema que me apasiona. Conseguí varios fascículos sobre el tema en los que figuraba Hugo Chumbita como uno de los encargados de recopilar las notas sobre los bandidos rurales. Era algo así como buscar los Robin Hood argentinos, o los cowboys buenos de Argentina. Esa era la búsqueda mía de aquellos momentos.
-¿Algo así como los émulos criollos de Butch Cassidy?
-Claro, esa onda. Entonces me fui interiorizando sobre el tema y conocí los libros de Chumbita. Me gustó mucho todo el movimiento de bandolerismo que hubo en la Argentina, con algunos personajes que son muy reconocidos y respetados por la gente del lugar donde desarrollaban sus correrías y otros fueron simples chorros.
-¿Qué historias le parecieron más interesantes?
-Yo rescato algunas historias, en especial las de Vairoleto y Mate Cosido. Vairoleto fue casi santificado. Estuve en su tumba y está llena de placas, de flores, la gente va a pedirle cosas igual que al Gaucho Gil. Hay una decena de bandidos rurales que eran muy respetados por la gente: Martina Chapanay, Juan Cuello, Juan Moreira, Gato Moro, Brunel, El Tigre de Quequén, Guayama, Bazán Frías, Velázquez, Cardozo, Barrientos, Calandria, Cubillos, Gaucho Gil, José Dolores, Gaucho Lega y Alarcón. Eran todos bandoleros, algunos rurales, gente que estaba al margen de la ley.
-¿Las historias que se cuentan son verdaderas o meras leyendas?
-De todo lo que escuché y de los resúmenes que hice de los libros de Chumbita me salió una historia que es verídica, con nombres y apellidos que figuran en las canciones y que son verdaderos. Preferí hablar sobre dónde y cuándo nacieron cada uno de los bandidos, qué robaron, medianamente, cuál fue el problema que tuvieron. Después hay otra cuestión muy interesante, según Chumbita, referida al movimiento anarquista. Resulta que había un movimiento muy grande de los anarquistas en esos momentos que venía de los inmigrantes italianos que eran como siete millones.
-Estamos hablando de principios del siglo XX.
-Estamos hablando de cuando los anarquistas lograron juntarlos en Buenos Aires y decidieron robar La Forestal. Cuando decidieron ese robo, la Gendarmería y el Ejército ya estaban apiolados y los tipos recibieron muchísimos balazos. Para Vairoleto fue el último robo....pero esa no fue la única historia jugosa de los bandidos rurales. Hay muchas de Mate Cosido: el tipo robaba a los ingleses que sacaban madera de los quebrachales de Santiago del Estero y de Chaco. Del dinero que obtenía, parte se lo guardaba y parte lo repartía entre los hacheros y los indígenas. Quizá para que lo protegieran. Después tomó un poco más de conciencia social.
-¿Qué aspecto del fenómeno le resultó más atractivo?
-A veces me preguntaba porqué me interesaba en este tipo de cosas. De chico me apasionaban las películas de cowboys que veía en el cine, pero en realidad el asunto que más me atrajo es el del tipo que saca de un lado y pone en otro y que, en definitiva, según me dijo un periodista de un diario de Buenos Aires, "es más o menos parecido a lo que hacés vos: tocás en un lado, sacás plata y la llevas a otro donde la necesitan". Justo me lo dijo en un momento clave, porque nosotros habíamos estado tocando en Santiago del Estero, donde juntamos seis mil pesos, nos alquilamos una combi y se los llevamos a Los Sin Tierra de La Simona, que queda a 350 km de la capital. Era, sin armas, sin violencia, sin robo, hacer la del bandido rural ofreciendo un producto para escuchar.
-¿Le parece que estos bandidas encarnaron un sentimiento de justicia que existía en la sociedad argentina de esos tiempos?
-Y algo así debe haber habido porque la sociedad argentina fue injusta desde hace muchos años. Desde los primeros presidentes, los robos en el senado...
-¿Habla del pasado o del presente?
-(Risas) Claro, las cosas no cambiaron mucho, sólo se agravaron un poco últimamente. Considero que se agravó mucho en el último gobierno de (Carlos) Menem. Se agravó todo lo que es la defraudación, el desinterés por lo organizativo, la manipulación de las cosas, que justo coincide con una época que vive el mundo que es la de la globalización. El tipo responde a la idea que es la misma del viejo capitalismo: si un país tiene veinte millones de personas que la economía esté preparada para diez, los otros diez que se mueran de hambre. Eso es lo que estamos sufriendo en este momento y es lo que se vio últimamente gracias a la prensa, porque la justicia, como fue oficializada, se quedó muy en el molde. Ahora, al ser independiente, quizá haya un poco más de posibilidades para la justicia, pero la prensa tomó un valor inexplicable porque era la que comentaba lo que pasaba y ahora va y filma y engancha tipos cobrando coimas. La gente está harta de ver cómo le roban en la cara.
-El resto del disco incluye temas que aborda usualmente en su repertorio.
-Claro, es la temática de los bandidos actuales...(risas). El disco habla del bandolerismo en general (risas). La característica de los grupos de rock y de folclore, en general de todos los que hacemos discos, es la de llamar a los discos con el nombre de una canción. Algunos cuando quieren vender discos llaman al álbum con el nombre de la canción que más va a vender; otros, como yo por ejemplo, que no me importa cuánto voy a vender, llamo al disco con el nombre de la canción que más me gusta y que me identifica. "Bandidos rurales" fue la que más me costó por el tiempo que invertí en la investigación y en hacerla. Eso me dio a mi la estética de todo el disco.
-En este disco hace un homenaje a Alfredo Zitarrosa. ¿Por qué lo admira?
-Zitarrosa es una especie de Gardel uruguayo, aunque se dice que Gardel también lo era, pero siempre escuché los discos de Zitarrosa y fue un tipo que sufrió mucho su destierro, su exilio. Siempre respeté y me gustó mucho lo que hacía. Uno de los conciertos que más me hicieron vibrar en mi vida fue el que dio en Obra. Cuando me llegó el momento de hacer una canción sobre una poesía de Atahualpa Yupanqui para el disco homenaje que produjo Víctor Heredia, pensé en hacerla en la onda de Zitarrosa porque la única oportunidad que tuve de estar con Atahualpa Yupanqui me habló muy bien del estilo de Zitarrosa. Como la canción se llama "La guitarra", pensé que podía tener el estilo de Zitarrosa y también en grabarla con el cuarteto que tocaba con él.



Gieco, en la piel de los bandoleros rurales.
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