Año CXXXIV
 Nº 49.209
Rosario,
miércoles  15 de
agosto de 2001
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Actuó en legítima defensa una mujer que golpeó a su esposo con un hacha
Estuvo presa por el ataque pero la Justicia comprobó que el verdadero agresor era el hombre y lo detuvieron

María Laura Cicerchia

De víctima a victimario. Esa es la transición que hará Alberto Aldana, un hombre de 44 años que fue golpeado por su mujer de un hachazo en la cabeza tres meses atrás. El terminó internado en un hospital y su esposa quedó presa por la gravedad de la lesión. Pero la historia dio un giro inesperado: durante la causa penal iniciada a la mujer quedó en evidencia el cruel trasfondo de castigos, abusos y maltratos a los que el hombre sometía a toda su familia. Su esposa fue liberada por actuar en legítima defensa y finalmente será Aldana quien tendrá que responder en Tribunales, por los golpes que daba a sus hijos.
La historia de violencia que vivieron durante más de 20 años la esposa y los diez hijos de Aldana quizás nunca se hubiera revertido si la noche del 9 de mayo pasado la mujer no decidía defenderse. Esa noche, María de los Angeles Alanis, de 39 años, reaccionó por primera vez ante un ataque de su esposo, que la amenazaba con una navaja. Tomó un hacha y con la parte posterior al filo lo golpeó fuertemente en la cabeza. Después fue a una comisaría y contó lo que había ocurrido.
La mujer quedó imputada de lesiones graves en el juzgado de Carlos Carbone, mientras que Aldana fue internado con traumatismo encéfalo craneal y sometido a una intervención quirúrgica. En el juzgado, Alanis contó en detalle lo que sucedió esa noche en la casa familiar de Chubut y Chaparro, en una villa de la zona sudoeste. Dijo que el hombre la amenazaba con matarla mientras le pegaba puñetazos en la cabeza. Eso había ocurrido en otras ocasiones, pero esta vez la mujer sintió miedo de que Aldana concretara sus amenazas.
Al confirmarse que actuó en defensa propia, Alanis quedó libre de culpa y cargo. Pero la historia no concluyó ahí. La mujer también describió el régimen de apremios que ella y sus hijos padecían a diario por la conducta agresiva de Aldana. La pareja tuvo diez hijos, de 1 a 21 años, que también relataron uno a uno los abusos.
Contaron que Aldana siempre estaba borracho, que les pegaba con palos o el objeto que hallara a mano sin que mediara alguna causa, que no aceptaba ningún tipo de colaboración y que incluso tiraba la comida de la ayuda social. Dijeron que no permitía que sus hijos se documentaran ni que su mujer los llevara al médico. Y que empleaba mecanismos extorsivos para impedir que su esposa lo abandonara.
Los exámenes médicos a la mujer constataron que tenía graves heridas de vieja data, cicatrices en el cráneo, rodillas, brazos y oídos y fracturas en la mano. Los hijos más chicos también estaban lastimados y con marcas de posibles quemaduras.
En función de las lesiones detectadas a los menores, la fiscal Cristina Rubiolo solicitó que impute al padre de lesiones graves, algo que ocurrirá en los próximos días. Mientras tanto, el caso fue derivado al juzgado de Familia Nº 3, que deberá garantizar la seguridad de la familia.


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