Año CXXXIV
 Nº 49.209
Rosario,
miércoles  15 de
agosto de 2001
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"Adecuaciones curriculares" plantea un lineamiento teórico sobre la diversidad
Presentan un libro sobre experiencias de integración escolar
Para María José Borsani, terapista ocupacional, todos tenemos distintas necesidades educativas

Marcela Isaías

Cómo atender en el aula a las diferentes necesidades de aprendizaje de los alumnos es uno de los debates que cada vez cobra más fuerza en el ámbito de la educación. María José Borsani, terapista ocupacional y maestra especializada en educación diferencial, propone articular lo que se enseña con el alumno, de manera de hacer posible el aprendizaje. La cuestión fue abordada en su libro "Adecuaciones curriculares", de editorial Novedades Educativas, que el miércoles 15 de agosto, a las 19, se presentará en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, de San Luis y San Juan.
La idea de pensar una escuela inclusiva fue abordada con anterioridad en el libro "Integración o exclusión. La escuela común y los niños con necesidades educativas especiales", escrito junto a la psicóloga María Cristina Galicchio. Este libro de las autoras rosarinas y "Adecuaciones..." recorren hoy con éxito distintos países latinoamericanos. "Adecuaciones curriculares" propone ejes de reflexión pedagógica sobre experiencias concretas de integración realizadas en el ámbito escolar. También plantea un lineamiento teórico desde dónde empezar a pensar la diversidad.
-¿Qué significa hablar de adecuaciones curriculares en la escuela?
-En nuestro país, las adecuaciones curriculares se mencionan recién con la ley federal, pero, como todo lo que se legisla, éstas tienen una prehistoria en el trabajo docente de integrar a chicos con dificultades a la escuela común, es decir allí está la raíz de las adecuaciones curriculares. Sin embargo, en este momento cuando la globalización marca como síntoma la exclusión, no podemos estar hablando de que los excluidos de la escuela son los chicos discapacitados o con alguna dificultad específica en el aprendizaje, porque hoy los excluidos del sistema pedagógico son, entre otros, los grupos étnicos, los grupos con características lingüísticas, sociales y culturales diferentes al grupo hegemónico. Así como nuestro sistema escolar sentó sus bases en la homogeneización como una necesidad indispensable para atender al crisol de razas, hoy tienen que ser las de la diversidad.
-El concepto de diversidad se ha incorporado a la bibliografía docente, a los programas de formación y al debate. Pero, ¿dentro de la escuela qué pasa?
-Creo que no puede haber un discurso único sobre lo que ocurre en la escuela. Hay muchos espacios válidos donde la diversidad es tomada como una condición específica de todo ser humano, donde es valorizada y es concebida como una fuente de enriquecimiento y de reconocimiento. Pero, por otro lado, creo que hay mucha resistencia desde la misma sociedad y de las mismas instituciones educativas a atender a la diversidad, quizás por desconocimiento o por temor. Muchas veces el docente se inhabilita más por miedo a cambiar que por falta de preparación. Hay que pensar que las adecuaciones curriculares surgen desde que el educador es quien se habilita para modificar y armar una propuesta pedagógica en función de la población que tiene en su aula.
-¿Eso ocurre en el momento en que se pone a pensar que no todos los chicos tienen los mismos tiempos para aprender?
-Claro. Todos tenemos necesidades educativas especiales, porque todos los que vamos a escuchar una charla o leemos un diario hacemos lecturas diferentes, de alguna manera tenemos distintas maneras de aprendizaje. Hasta hace unos años, teníamos currículos separados, uno para las escuelas comunes y otro para las especiales. Desde la ley federal de educación, hay un currículo único trazado para todos los alumnos de nuestro sistema escolar, y es el que sostiene la idea de pasar de la escuela común y especial a una única escuela, que es la inclusiva. Es decir, aquella que de respuestas a la diversidad de su población, con métodos y recursos adecuados para que el niño obtenga las posibilidades de aprender y las desarrolle en un ciento por ciento.
-Es decir, que no sea el padre quien tenga que salir a buscar una escuela especial para las necesidades de sus hijos.
-Exacto, que no se den esos peregrinajes tan terribles para muchos padres que buscan una escuela adecuada para sus hijos. Pero, para que esto sea posible hay mucho por andar. Algo es pensar en un currículo flexible, acomodado a los alumnos, otra cuestión es que los docentes se atrevan a pensar su práctica. De alguna manera, el docente tiene que situarse ante este posmodernismo tan particular donde la falacia de la globalización está generando una exclusión cada vez mayor.



Borsani defiende una educación inclusiva.
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