Año CXXXIV
 Nº 49.208
Rosario,
martes  14 de
agosto de 2001
Min 11º
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cartas
Roma no se olvida

En agosto del año pasado tuve la oportunidad de participar en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Roma. Fui con un grupo de 40 amigas de distintas ciudades de nuestro país; éramos parte de los 4.000 argentinos que visitaron Roma, y de los 2 millones de jóvenes que acompañaron al Papa. Les puedo contar que Roma 2000 fue lo mejor, lo inolvidable e irrepetible, porque reunió cosas que pocas veces se pueden dar, todas, en conjunto... y en simultáneo. En primer lugar, el año pasado fue el Año Santo. En él se cumplió la ilusión de pasar por la Puerta Santa, tal vez por única vez en mi vida. El 15 de agosto el Papa nos recibió en su casa, en la plaza de San Pedro, donde empezó el encuentro y lo vimos por primera vez. Los 40º de calor en esa tarde dejaron de sentirse cuando llegó el Papa, paseando en el Papamóvil, metido entre nosotros para llegar al frente. Tanto prepararme para la foto que cuando lo vi sólo pude hacer dos cosas: soltar la cámara y empezar a saltar las vallas para llegar adelante para estar cerca del Santo Padre. A mi lado había chicos de Inglaterra y México. Al frente, el Santo Padre. Con los mexicanos sintonizamos la frecuencia en una pequeña radio que ellos tenían, para entender en nuestro idioma. Los gritos en distintas lenguas, por fin lograron unificarse en una sola voz de todos: ¡John Paul II, we love you! , a lo que el Papa responde alegremente: ¡John Paul II, I love you!. Una experiencia única.
Laura Klaut


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