Año CXXXIV
 Nº 49.208
Rosario,
martes  14 de
agosto de 2001
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Editorial
La Picasa, aún sin salida

Lamentablemente, una extensa región del sur santafesino sigue pendiente de los factores climáticos y de una demora del período de lluvia para que la crisis hídrica en la cuenca de La Picasa no termine arrasando con los pocos campos y poblaciones que todavía permanecen a salvo. Desde hace tiempo, los sectores productivos vienen clamando por una rápida salida, antes de que sea demasiado tarde, y el propio el gobernador estuvo recientemente en la zona, reconociendo que este es uno de los problemas de más difícil solución para su gestión. También, durante el fin de semana, estuvieron allí legisladores santafesinos de distintos sectores políticos, comprometiéndose en "nacionalizar" el tema, esto es involucrar al gobierno central para una salida. Sin embargo, no será un objetivo fácil, porque existe una gran traba judicial.
Como se recordará, hay dos variantes de solución denominadas "alternativa norte y alternativa sur". La primera fue implementada por el gobierno santafesino: la construcción de un canal de cien kilómetros para drenar agua hacia la laguna El Chañar en provincia de Buenos Aires y de allí al río Salado. Está concluida, pero no pudo ser habilitada por una resolución de la Justicia -Buenos Aires no quiere recibir un centímetro más de agua, se dijo-. En consecuencia, se instrumentó la alternativa sur, más estructural y en territorio bonaerense. Los trabajos se licitarán a corto plazo y llevarán unos tres años hasta ser finalizados. Mientras tanto, la cuenca de La Picasa no tendrá ninguna forma de alivio si se desatan fuertes lluvias, y mucho menos se podrá pensar en recuperar tierras.
La negativa bonaerense al canal norte se puede comprender pero no justificar. Fundamentalmente, porque las aguas que anegan el sur santafesino provienen de Buenos Aires y Córdoba. De modo que debería adoptar una actitud solidaria acorde con el perjuicio que la misma genera. Por otra parte, el río Salado bajó en un 50 por ciento su caudal, con lo cual podría dar curso a las aguas sin inconvenientes para los campos aledaños.
Ahora resta esperar los resultados de la gestión que emprendan los legisladores. Detrás de ellos, quedan tres años de una región asolada, con productores agropecuarios viviendo de la pesca, rutas cortadas y poblaciones que no reciben ni una frazada de ayuda.
Cuando el presidente De la Rúa asumió, una de las primeras fotos de su gestión, que recorrió el país, fue precisamente desde La Picasa, cuando prometió erradicar definitivamente el problema. Se descuenta que aquel compromiso con Santa Fe sigue figurando en su agenda.


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