Año CXXXIV
 Nº 49.206
Rosario,
domingo  12 de
agosto de 2001
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El ejemplo de la Madre Patria
El modelo irlandés no es el único a tener en cuenta. La estrategia que aplicó España para salir del letargo

Antonio Maragariti

Cuando se estaba debatiendo la ley de déficit cero, insistentemente se mencionaba el ejemplo de Irlanda que hace diez años estaba tan mal como hoy lo estamos nosotros. La bella isla que los poetas llaman "Verde Erín", se ha convertido en el país de más alta tasa de crecimiento económico mundial sostenido: 12% anual y ello como consecuencia de un acuerdo social para reducir impuestos y establecer a rajatablas la dura disciplina del déficit fiscal cero. Con tres millones y medio de habitantes, Irlanda pasó de exportar 15 mil millones de dólares anuales en 1991 a venderle al mundo 120 mil millones de refinados productos y los irlandeses sólo pagan el 12% de impuestos a las ganancias. Pero si bien esto parece una historia maravillosa hay otro ejemplo tanto o más espectacular: el caso de España, presentado oficialmente por Eduardo Aninat, director gerente del FMI el mes pasado en San Sebastián ante la junta general de socios de Elkargi, asociación de créditos y garantías para las pequeñas empresas del País Vasco.

Crecimiento espectacular
Hace seis años, cada español apenas alcanzaba el 75% del ingreso medio europeo, pero hoy está a la par de ese índice.
En los últimos cuatro años la economía española creció a un promedio acumulativo de algo más del 4% -el más alto de la zona del euro- lo que permite duplicar su renta per capita cada 15 años. El comercio exterior tiene ahora un papel extraordinario: las exportaciones totales en 1979 alcanzaban al 27% del PBI pero saltaron al 62% el año pasado, un tercio de las cuales hacia la zona del euro y el resto hacia América, Africa y Oceanía. En nuestro país, esta cifra de exportaciones representarían 178 mil millones de dólares en lugar de los 25 mil millones actuales y, si así fuese, pagar la deuda pública sería un juego de niños.
En España también se han producido enormes cambios en el sector de los servicios. Los grandes bancos españoles BBV y Santander controlan el 20% del sector bancario en América latina. Repsol, enorme distribuidora de combustible, tuvo la inteligente visión de comprar YPF a un costo financiero del 3% con lo cual ha integrado la exploración petrolífera que carecía y se ha convertido en una empresa de gigantesca rentabilidad.
Telefónica de España también ha invertido fuertemente en comunicaciones en el continente sudamericano. A los españoles les sobra tanto dinero que han salido fuera de su patria para invertir.
Desde menos del 1% del PBI hace diez años, han pasado al 10% y las inversiones extranjeras en España han subido del 2,8% al 7% en la actualidad, con lo cual España se ha convertido de importadora en gran exportadora de capitales y ahora los españoles son los sextos inversores más importantes del mundo después de EEUU, Alemania, Japón, Italia, Inglaterra y Francia. En cuanto a generosidad internacional, España es el octavo país del mundo por el monto de sus donaciones humanitarias.

Razones del éxito español
¿A qué se debe el brillante éxito de España?
Indudablemente que los españoles supieron aprovechar el proceso de globalización y el deseo de integrarse al mundo después de un largo período de aislamiento político y proteccionismo industrial. Por supuesto que no sucedió de la noche a la mañana, sino que obedeció a un acto de fe cuidadosamente planeado durante varias décadas por distintos gobiernos y que ahora da sus frutos.
¿Cuáles fueron los objetivos que permitieron recorrer triunfalmente este camino exitoso?
1- La liberalización del comercio a partir del plan de estabilidad de 1959, coincidente con el ingreso anual de 38 millones de turistas atraídos por la seriedad profesional con que son atendidos y por un impecable sistema de paradores, hoteles, restaurantes y transportes a lugares turísticos como nadie lo ofrece en el mundo entero.
2- La integración de España en la Unión Europea, que fue el resultado de un período muy intenso de reformas en los sistemas de distribución y comercialización, el abandono de la intervención estatal en las empresas y la asimilación de los aranceles del comercio exterior con las exigencias europeas.
3- La reforma del sistema jurídico, donde España actualizó y reformó todas sus leyes para hacerlas tan completas, funcionales y modernas como las de los países líderes europeos.
4- La reforma monetaria y de la banca central, porque hasta 1990 España mantenía un riguroso control de cambios y regulación de créditos bancarios, pero a partir de ese año la política del Banco Central se dedicó a asegurar la estabilidad del sistema financiero y comenzó a enfocar los tipos de interés y la política cambiaria. Recién en 1994 las Cortes reconocieron la autonomía del Banco de España orientando la política monetaria hacia la estabilidad de precios, pero manteniendo a España dentro del SME (Sistema Monetario Europeo). En 1995, España estableció con acierto un régimen de metas explícitas de inflación y en 1999 se convirtió en uno de los países fundadores del euro.
Esta rigurosa planificación ha dado sus frutos y España ha obtenido resultados económicos superiores a los de sus socios europeos, porque la monarquía constitucional supo mantener el espíritu de servicio en los funcionarios públicos, la respetabilidad de la guardia civil, la seriedad de sus jueces, la integridad de las fuerzas armadas, la disciplina administrativa y el rigor presupuestario, valores heredados del régimen anterior a la transición democrática de Adolfo Suárez en 1976.

Nubes en el horizonte
También España puso orden en sus finanzas públicas. En los últimos años, a partir del gobierno de José María Aznar, el déficit fiscal que era del 6,6% del PBI. ha caído a tan sólo el 0,3 % el año pasado y este año terminará con déficit cero, incluyendo los intereses de la deuda pública. Esta última está emitida en pesetas, no en dólares, y a mediados de 1990 era el 68% del PBI, pero ahora que alcanza al 54% puede pagarse con sólo 10 meses de exportaciones y como no hay déficit fiscal se abonan puntualmente los intereses.
Nosotros en cambio, necesitamos siete años de exportaciones para cubrir la deuda y no podemos cumplir con ningún pago por culpa del déficit excesivo.
Desde luego quedan algunos problemas por resolver: en el terreno laboral, ha subido bastante el empleo pero todavía hay paro. Cuando en 1996 Felipe González dejó el gobierno, el desempleo era el más alto de Europa y se ubicaba en el 22,7%. Ahora, después de una inteligente reforma impositiva que permitió el retorno sin problemas de capitales españoles colocados en otros países, el paro descendió al 13,4%. Sin embargo ningún desocupado español está desamparado porque los seguros de desempleo y la red de protección social funcionan satisfactoriamente.
España ha conseguido estas mejoras por varias razones: primero, en lugar de aumentar el gasto público lo han bajado; en segundo lugar, el salario de los empleados públicos no se ha incrementado; y en tercer término, la moderación salarial demostrada por los obreros españoles han logrado estos resultados sin inflación.
La legislación laboral ha permitido mejores relaciones industriales incitando acuerdos por empresas en lugar de los conflictivos convenios colectivos. La fuerte reducción del costo de despido y de las cuotas para la seguridad social en muchas categorías de trabajadores, precisamente de aquellos que por su edad o su falta de especialización tenían dificultades para ingresar al mercado laboral, ayudaron a crear nuevos puestos de trabajo desde hace cinco años.
Ahora afrontan una enorme tarea para reducir las disparidades entre las ricas regiones de Cataluña, el País Vasco y Galicia con otras rezagadas como Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha, pero en general los problemas que aquejan a España son el resultado de la opulencia, que no sólo provoca presiones inflacionarias y el aflojamiento de la voluntad sino que alienta ideas separatistas y la irracional tentación de desmembrar el territorio nacional.
España soportó durante años la cerril hostilidad y el boicot de los "poderes centrales", pero desde hace 25 años ha vuelto a ocupar la primera fila en este mundo globalizado. Como decía el gran dramaturgo José María Pemán: "el pueblo español ha vuelto a resurgir, porque España supo seguir, sobre el azul del mar, el caminar del sol".


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