Año CXXXIV
 Nº 49.199
Rosario,
domingo  05 de
agosto de 2001
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Salta: Manos a la obra
El mercado artesanal de la capital provincial ofrece desde coloridos ponchos hasta comidas típicas

Paola Soldano

En una antigua casona histórica del oeste de la ciudad de Salta, funciona desde 1968 el primer mercado artesanal del país. Allí se venden trabajadas piezas de cestería, prendas tejidas, cerámicas y piezas de metal, cuero y madera.
En el edificio del mercado, que está en la zona de Lomas de Medeiros, funcionó el primer molino de Salta, razón por la cual desde 1583 se lo llamó Casa Alto el Molino.
Hasta 1760 la casona colonial fue asiento de los padres jesuitas y después se convirtió en la primera curtiembre salteña. Pero a principios del siglo XIX pasó a manos de don José Medeiros, quien entre otras cosas fue gobernador interino de Salta.
Recién en 1968 sus grandes salones se usaron para instalar el primer mercado artesanal del país, donde se pueden observar desde máscaras hasta ponchos tejidos en los valles Calchaquíes.
El edificio, exponente arquitectónico de la Salta colonial, fue remodelado hace cuatro años por la Secretaría de Turismo de la provincia para exhibir, con mayor amplitud, toda la oferta artesanal y realizar otras actividades culturales.
Desde entonces el mercado dispone de un salón de actos, un comedor en el que se organizan peñas, un anfiteatro para actividades culturales masivas, una sala de conferencias y una plaza seca para espectáculos al aire libre.
Sin perder su arquitectónico estilo colonial, el mercado, situado en la avenida San Martín al 2.500, se convirtió en un shopping turístico donde todas las piezas que se venden tienen su correspondiente sello de origen y calidad.

Auténticos productos
Ese certificado le garantiza a los turistas que los productos son realmente auténticos, únicos, y realizados con técnicas ancestrales que las familias de artesanos se van transmitiendo de padres a hijos.
El tradicional poncho salteño, cuyo color recuerda la sangre derramada por los gauchos en las batallas por la Independencia Nacional, es uno de los productos que más se venden.
El Mercado Artesanal de la capital salteña es un paseo indispensable para que los viajeros conozcan el trabajo silencioso de hombres y mujeres. Y el lugar ideal para llevarse una artesanía auténtica y para saborear las comidas más típicas del noroeste argentino.



El poncho salteño recuerda la sangre de los gauchos.
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