Año CXXXIV
 Nº 49.194
Rosario,
martes  31 de
julio de 2001
Min 6º
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El gran Salto
Nicolás Cinalli debutó con Perugia
Jugó en Central Córdoba y quedó libre. El domingo empezó a demostrar en Italia sus condiciones

Pablo Mihal

Por más que muchas veces la suerte pueda dibujar algún atajo, siempre el camino más largo se hace con el primer paso. Nicolás Cinalli tiene 22 años y comenzó a jugar al fútbol competitivo en las inferiores del club del Colegio San José y de ahí pasó a Central Córdoba, donde defendió el arco charrúa desde la sexta división hasta la primera local.
Hasta ahí podría ser la historia de cualquier chico con condiciones que, peldaño a peldaño, va buscando su destino en la interminable escalera a la cima. Pero de repente su vida cambió.
La temporada 99/2000 dejó su marca. Nicolás sufrió una seguidilla de lesiones y para completar un panorama negro quedó libre, que para un jugador es como si el mundo se desmoronara a sus pies.
Pero no se rindió. Por ser comunitario pudo jugar en Entella, en la categoría de ascenso italiana. Fue un primer paso. De repente, un golpe de fortuna y, como diría Serrat, la vida lo besó en la boca. En un abrir y cerrar de ojos Nicolás se encontró ligado profesionalmente a Perugia de Italia por cinco años, que lo convirtió de hecho en el cuarto arquero argentino que estampó su firma en un contrato profesional con un club de primera división del fútbol italiano. Antes lo habían hecho Angel Capuano, en la temporada de los años 1935 y 1936; Hugo Rubini, que jugó desde 1989 hasta 2001; y Juan Carlos Docabo, que hizo lo propio desde 1997 al 2000. El domingo debutó en forma oficial enfrentando a Kapfendberg de Austria, equipo al que Perugia derrotó por 5 a 1.
-¿Cómo surge esto de ir a Italia?
-En junio de 2000 quedé libre de Central Córdoba y a través de un representante de Rosario tuve la posibilidad de ir a jugar a Entella, el club de los Argentinos en Italia. Estuve a prueba 15 días y tuve la suerte de quedar y jugar todo el año ahí.
-¿Cómo viviste esa experiencia de jugar en un país diferente?
-Todo fue distinto. Desde el nivel de vida hasta el pensamiento que tienen sobre el fútbol, es distinto. Yo soy arquero y las cosas que piensan ellos de los arqueros son distintas a las de acá. Por ejemplo practicar con un entrenador de arqueros fue una experiencia que yo recién viví acá en la primera de Central Córdoba con Gustavo Tognarelli, en cambio en Italia ellos entrenan desde los 12 años con un preparador específico y tienen su escuela de arqueros. Tienen otra manera de pensar. Ellos priorizan mucho el resultado: hay que ganar. En el arquero hasta la técnica es diferente, buscan no arriesgar y después el modo de atajar también es distinto en algunos aspectos.
-¿Te sentís más seguro bajo los tres palos o saliendo?
-Depende de la jugada, pero mi fuerte es bajo los tres postes. Allá me adapté bien porque tuve un entrenador bastante duro todo el año, pero lo que más aprendí fue gracias a Gustavo en Central Córdoba, cosas que por ahí no le gustaban, pero que me ayudaron.
-¿Cómo salió el paso al Perugia?
-Sobre el final de 2000 comenzamos a jugar amistosos. Jugamos contra Genova y Viareggio, de la Serie 2. Allí me vio un representante italiano que le gustó como jugué, pero la cosa quedó allí. Cuando terminó la temporada la mayoría de los chicos se fueron y yo me quedé porque tenía pasaje recién el 5 de julio. Un día antes de venirme este representante me llamó y me pidió que cancelara el pasaje porque había conseguido una prueba en Perugia. También me aclaró que no necesitaban un arquero porque ya tenían los cuatro profesionales, pero insistió en que jugara un partido allí.
-¿Cómo fue ese primer impacto?
-Me llevaron a hacer la prueba a la cancha de la reserva. Cuando llegué el director deportivo aclaró que ya tenían los cuatro arqueros pero lo mismo me dejó probar. Tuve la suerte de jugar bien y me pidieron que me quedara un día más. Al otro día volví a jugar bien, y así en la jornada siguiente y en la otra. Así me tuvieron durante 15 días y jugué 15 partidos. Recién ahí pude practicar con la reserva.
-¿Qué pasó después?
-Me vio el entrenador de arqueros de la reserva y aparentemente le gusté. Le comentó al de primera y tuve la suerte de entrenarme con todos los jugadores de la primera, y me fue bien. Me dejaron entrenar con la primera durante 15 días y como anduve muy bien me hicieron el contrato.
-Fue una experiencia bastante fuerte.
-Sí, fue increíble, porque yo nunca tuve la suerte de atajar en la primera de Central Córdoba, jugué siempre en clubes de ascenso y de repente pasar a uno de la serie A italiana, donde es muy difícil para un arquero (y más si es argentino), llegar allí y cambiarte al lado de jugadores como el Rulo París, Guiñazú o Ze María, fue muy fuerte.
Como todos los que la pelean desde abajo, que saben lo que significa el sacrificio, Nicolás es un eterno agradecido. "Yo les agradezco a Dios, a mis viejos y a mi novia, ya que sin la ayuda de ellos en los momentos más difíciles nunca hubiera podido ni siquiera estar cerca de este sueño".


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