Año CXXXIV
 Nº 49.194
Rosario,
martes  31 de
julio de 2001
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Intentan encauzar los ríos de lava sobre las laderas del Etna
No hay amenazas a poblaciones pero se realizan trabajos para desviar el magma de un centro turístico

Tropas que trabajan para encauzar los ríos de hirviente lava por las laderas del monte Etna, en la isla italiana de Sicilia, reforzaron ayer las defensas, luego que el volcán más activo de Europa arrojara nuevas lluvias de magma y ceniza al firmamento.
El Etna, que ha estado en erupción desde hace más de dos semanas, ofreció a los observadores una exhibición de fuegos pirotécnicos naturales durante la noche, al emitir lava por las grietas formadas en la montaña.
Un funcionario de protección civil dijo que la nueva ola de erupciones no ha aumentado la amenaza a las poblaciones en las laderas del volcán, pero que las tropas estaban reforzando las bordas de tierra y rocas para desviar el magma de un centro turístico.
"Hoy (por ayer) hemos encontrado un par de nuevas corrientes de lava, pero ninguna plantea un peligro inmediato para población alguna", dijo el funcionario sobre la actividad del volcán, que se alza sobre el este de Sicilia.
"De momento, nos estamos concentrando en reforzar las bordas de defensa cerca de La Sapienza", agregó, refiriéndose a un puñado de comercios, restaurantes, un hotel y una estación de seguimiento científico que es un punto popular de partida para los viajes hacia la montaña.
Escuadrones de protección civil han llevado topadoras para cimentar las bordas de tierra y lava endurecida a fin de desviar la nueva corriente de lava en derredor de los edificios.
Hasta ayer, la lava había llegado a sólo metros de las edificaciones, destruyendo una choza de madera donde usualmente se almacenan equipos para retirar la nieve. Fue la primera vez desde 1983 que la lava llegaba hasta ese lugar. En otras zonas de la montaña de 3.350 metros de altura, la corriente de lava, de lento desplazamiento, destruyó una estación para esquiadores.
De por sí, no se permitirá esquiar, puesto que los funcionarios turísticos dijeron que el magma no se enfriará lo bastante como para que se asiente la nieve de las tormentas del próximo invierno boreal.
La mayor preocupación gira en torno a las poblaciones de Nicolosi y Belpasso, en las laderas meridionales del volcán a sólo cuatro kilómetros cuesta abajo de la cresta del flujo de lava a más baja altura.
El arzobispo de Catania, la ciudad que fue destruida en 1669 por una de las más mortíferas erupciones del Etna, ofició el domingo una misa al aire libre en Belpasso, orando para que el volcán cese sus erupciones. Más abajo, al nivel del mar, el aeropuerto internacional de Catania fue clausurado el sábado durante 10 horas, para despejar la ceniza de sus pistas.
La última vez que el Etna planteó una amenaza real fue en 1992, cuando la lava reptó hacia Zafferana, un pueblo de unos siete mil habitantes en el costado oriental del volcán. Entonces, el magma fue desviado en una espectacular operación en la que efectivos militares italianos y estadounidenses recurrieron a explosiones controladas para desviar su cauce.



En Catania ofician misas por el fin de las erupciones.
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