Año CXXXIV
 Nº 49.192
Rosario,
domingo  29 de
julio de 2001
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Los funcionarios ya lo admiten en reuniones reservadas
La licitación del nuevo sistema de transporte quedaría desierta
Recién se haría pública esta decisión después de las elecciones. Un nuevo llamado con otros pliegos

Adrián Gerber

No va más. La licitación del nuevo sistema de transporte urbano de pasajeros, uno de los proyectos más ambiciosos que el intendente Hermes Binner presentó para su segunda gestión, está a punto de ser declarada desierta. Diversas fuentes del propio Ejecutivo y del Concejo coincidieron ante La Capital que el municipio ya tiene casi tomada la decisión de realizar un nuevo llamado a licitación, pero con un pliego que planteará un modelo diferente al soñado por el jefe comunal: será un mix entre el ambicioso sistema en red y el que está hoy por hoy en la calle. Públicamente los funcionarios no quieren admitir ahora este fracaso: por una razón de estrategia electoral recién sería anunciado en sociedad después de los comicios del 14 de octubre.
En la actualidad el proceso licitatorio está técnicamente suspendido tras la crisis del transporte que vivió la ciudad en marzo pasado, con las caídas de líneas y el servicio al borde del colapso. Por aquellos días miles de usuarios quedaron a pie. Allí la Municipalidad priorizó apuntalar el sistema que está funcionando y que paradójicamente prestan los mismos empresarios que se presentaron a la licitación. La suspensión fue decretada por 180 días y vence el 4 de noviembre, fecha en que la Municipalidad deberá tomar la decisión de adjudicar o declararla desierta.
Hay una frase que el actual secretario de Servicios Públicos, Miguel Lifschitz, realizó a La Capital apenas asumió el cargo en lugar de Joaquín Blanco, y que todavía retumba: "Vamos a escuchar todas las voces críticas porque seguramente algo de razón tienen. Si hay que admitir que nos equivocamos, lo haremos". Y eso es lo que sucedería, pero después de las elecciones.
Las distintas fuentes consultadas por este diario aseguran que Lifschitz ya admite en reuniones reservadas que la licitación está en un callejón sin salida y que el gobierno municipal tomó la decisión de declararla desierta.

Un signo
Y hay un dato reciente que no pasó desapercibido. Las reformas que Lifschitz anunció el lunes pasado en el esquema circulatorio de calle Corrientes son el signo más elocuente de que es prácticamente una ilusión la posibilidad de que los rosarinos vean los 57 coches articulados, los veloces colectivos en las redes troncales y los centros de transferencia, tal cual lo plantea el pliego. Si no, habría que preguntarse: ¿cómo harán los coches articulados de las troncales A y G, que en el actual pliego de licitación tienen diagramados sus recorridos por Corrientes, para subir y bajar pasajeros si el carril derecho ya no es más exclusivo y si se permite el estacionamiento, tal cual lo anunció el funcionario? \El gobierno municipal planteó durante los últimos cuatro años el proyecto de implementar un sistema de transporte de altísima calidad, pero que demandaba consecuentemente una gran inversión. A valores de tarifas razonables según las exigencias del pliego es imposible recuperar la inversión y obtener rentabilidad, y muchos lo advirtieron en su momento.
Y por ello esta iniciativa se estrelló contra la pared de la realidad: no se interesaron inversores internacionales ni nacionales, como se esperaba, y sólo quedaron en carrera los empresarios locales que prestan el actual servicio y que financieramente están en situación complida: tienen deudas millonarias con el Estado y con bancos.
El nuevo sistema de transporte fue lanzado por el gobierno municipal sobre la base del modelo de Curitiba y de un informe que se encargó a una consultora francesa a un costo de medio millón de pesos. La Municipalidad hablaba de líneas troncales a través de carriles exclusivos por donde correrían colectivos de gran porte, articulados, de hasta 120 pasajeros, con aire acondicionado, los que empalmarían con los micros más pequeños, de las líneas barriales, en miniterminales o centros de transferencia donde se harían transbordos. Y los concesionarios debían poner en la calle 350 colectivos nuevos. Toda una inversión millonaria.
Las fuentes consultadas revelaron que la Municipalidad piensa realizar un nuevo llamado a licitación, pero modificando los pliegos. El sistema que se propondrá será una mezcla del viejo y el de red, sin pretender altísima calidad, pero que sea aceptable. Se exigirá un menor nivel de inversión y cuidará que este sí sea viable económicamente. En lugar de dividir el negocio en tres concesionarios, se reduciría a dos para garantizar niveles de rentabilidad.
Si finalmente la licitación queda desierta, como todos aseguran por lo bajo, Binner va a pagar un costo político por haber hecho del proyectado nuevo sistema de transporte un caballo de batalla de su gestión. Pero, simultáneamente, puede llegar a ser un dato saludable porque mucho peor sería adjudicar la licitación a grupos empresarios que no puedan cumplir con el contrato o que pretendan renegociarlo una vez que esté en marcha.



Binner soñó con un sistema semejante al de Curitiba.
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