Año CXXXIV
 Nº 49.192
Rosario,
domingo  29 de
julio de 2001
Min 3º
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cartas
Nuestra iglesia

Hace muchos años Fisherton me quedaba lejos. ¿De qué? Claro, me había criado en Alberdi y había venido a estudiar a la casa de un amigo que vivía en Magaldi al 900. La "B" -ese colectivo que parecía un expreso- no llegaba nunca, parecía que se salía de la ciudad. Pero un día se nos ocurrió con mi novia comprarnos un terrenito. Ella vivía en barrio Belgrano y yo en Alberdi, trazando un par de diagonales nos daba Fisherton. Además, dos parejas de amigos se habían prácticamente mudado para aquel momento y nosotros caímos en el medio a dos cuadras de ambos. Para llegar los dueños de la inmobiliaria me llevaron por las únicas calles pavimentadas. Veníamos por Brassey y doblamos por Wilde. Ese día había guardado mi referencia. La iglesia de Fisherton Cristo Rey. Aquella referencia que tengo presente hoy. Aquella estuvo mientras construía mi casa y tenía mis hijos y los llevaba a la escuela. Siempre la he tenido de referencia. ¿Qué sería de mí si mi historia en este lugar fuese de más años? ¿Qué pasaría por dentro mío? Aquellos que la quieren cambiar no tienen ninguna historia para contar o no sienten algo adentro que les pide cuidarla y venerarla. Yo la quiero seguir sintiendo así y mis hijos y los hijos de mis hijos, también.
Víctor Guzmán


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