Año CXXXIV
 Nº 49.192
Rosario,
domingo  29 de
julio de 2001
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Hasta ahora sólo 20 indigentes pasan sus noches en un albergue municipal
Hay 180 personas en las calles de Rosario que no tienen dónde dormir
La mayoría son vagabundos crónicos. Unos 50 perdieron todo por la crisis y se quedaron sin alternativas

Pablo R. Procopio

La Municipalidad contabilizó 180. Son linyeras, crotos, habitantes de la vía pública. Todos dejaron de pertenecer a un sistema que, paulatinamente, los fue excluyendo. Gran parte de ellos son vagabundos crónicos, otros intentan desesperadamente encontrar otra vez un techo. La Intendencia, junto a organizaciones sociales de asistencia y protección, abrió el primer refugio nocturno para varones que pasan las noches a la intemperie y ya estudia la posibilidad de inaugurar el segundo.
La mayoría de los linyeras son hombres, expuestos a cualquier cosa en plena calle. Pero el momento de mayor peligro se vive a la noche, cuando debe encontrarse como sea un sitio para dormir. Más aún, esta situación se agrava en invierno, época en que son más comunes las muertes por frío.
Los 180 indigentes detectados se componen por los que "tienen patologías psiquiátricas, otros que no quieren salir de la situación de vivir siempre afuera y, finalmente, las personas con las que se está trabajando: el sector de los nuevos pobres", dijo el secretario de Promoción Social, Miguel Zamarini. Los últimos son quienes perdieron sus modos de subsistencia, maltratados por la situación general del país. En rigor, unas 50 personas.
Al detectar un indigente, se evalúa primero su estado de salud. "En esos casos se llevan adelante traslados a distintos efectores donde, además, se les garantizan otros servicios, como cama y comida", expresó Zamarini.
En general, esas personas no quieren abandonar el hospital, por lo que, en ciertos casos, también se las deriva a hogares de mayores particulares. "Tienen el hábito de estar en una vivienda", explicó el funcionario.
Es muy difícil que la gente asistida en el nuevo refugio logre encontrar un techo propio. No obstante, los trabajadores sociales de la Municipalidad "se ocupan de rastrear todos los antecedentes de estas personas, fundamentalmente a partir de dialogar con ellas", detalló Zamarini.
El resultado suele ser diverso. "En el diálogo se logra descubrir que sus familias se desentendieron o que perdieron sus ingresos y no les quedó otra que vivir afuera", agregó.
Pero también hay otros linyeras que no se quieren ir de la calle. Viven resignados y cómodos con la luna de testigo. De todos modos, "se les proveen mantas y comida caliente", agregó el funcionario.
La mayoría de los indigentes (nuevos y tradicionales) duerme en la Estación Terminal de Omnibus, aunque hay otros que lo hacen en pleno centro, en los ingresos a edificios de departamentos o de galerías comerciales. Los espacios abiertos no se quedan atrás, plazas y parques también reciben a indigentes.
Según la estimación oficial, de 50 personas que necesitan tener una estadía en los refugios, por ahora, sólo hay lugar para 20 diariamente. Tal vez con la inauguración del segundo albergue se pueda llegar a cubrir casi toda la demanda. Sin embargo, no se puede ser optimista en este tipo de circunstancias. "Sabemos que seguirá apareciendo más gente, mientras se agrave la crisis", reflexionó Zamarini.
El centro nocturno funciona desde hace casi dos semanas a través de un convenio con el Ejército de Salvación. Respecto del próximo a inaugurarse, esta vez el socio será Cáritas.
El modo de conectarse con el hogar o denunciar casos de personas que pernoctan en la calle es llamando al 48024444, de Promoción, o al 103 (guardia permanente) de Defensa Civil. Los interesados también se pueden acercar al local del Ejército de Salvación, Urquiza al 2100.



Pese al invierno, sus hogares son la calle y las plazas.
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