Año CXXXIV
 Nº 49.184
Rosario,
domingo  22 de
julio de 2001
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Salta: Rincón de guitarreadas
Símbolo de la ciudad norteña, la peña boliche Balderrama combina espectáculos folclóricos y platos regionales

Paola Soldano

A orillitas del canal, cuando llega la mañana, sale cantando la noche desde lo de Balderrama", dice la zamba que los maestros Manuel J. Castilla y Gustavo Cuchi Leguizamón le dedicaron a la Peña Balderrama, famosa entre los turistas por la música y sus típicas comidas salteñas.
Esta peña boliche nació en 1922, cuando el matrimonio de doña Remigia Zurita y don Antonio Balderrama abrieron un almacén de ramos generales en la entonces esquina de Ituzaingó y Corrientes, que con el tiempo se convirtió en refugio de poetas, bohemios y cantores.
Por esas cosas que simplemente ocurren, allí se mezclaba la aristocracia salteña con peones, changarines y cocheros. Esta extraña junta, y la sabrosa comida de doña Remigia, atrajeron tantos clientes que el boliche fue quedando chico y los dueños lo mudaron a su actual emplazamiento, avenida San Martín y Esteco.
Esto ocurrió en 1955, y Balderrama, ya a "orillitas del canal", se convirtió en el rincón salteño de las guitarreadas. Nadie se iba de la ciudad sin conocer el boliche de las sabrosas empanadas y el rico vino salteño.
Por allí pasaron artistas del prestigio de Juan Carlos y Jaime Dávalos, Raúl Aráoz Anzoátegui y César Perdiguero, Cuchi Leguizamón, Manuel Castilla y Eduardo Falú. Y en su escenario se presentaron Los Cantores del Alba, Las Voces de Orán y Los Hermanos Abalos.
En ese tiempo se acuñó la frase "si no conoce Balderrama no conoce Salta", y el boliche fue el paso obligado de turistas y de visitantes ilustres.
Ya hace mucho tiempo que los hijos de aquel matrimonio tomaron las riendas de la peña, a la que también concurría el poeta salteño Walter Adet y muchísimos cantores tan anónimos como talentosos. Todos ayudaron a cimentarle la fama de "templo mayor del folclore argentino".
El lugar sigue siendo propicio para guitarreadas acompañadas por quenas y bombos, charangos, cajas y bandoneones. Y para la magia que suelta la poesía, la música y la danza.
En esta tradicional esquina de la ciudad de Salta se pueden comer tamales, humitas, locro, empanadas, picante de gallina y asado. Y saborear postres tan norteños como el dulce de cayote con nueces, el cuaresmillo y el quesillo rociado con miel de caña.
Manuel Castilla, en su famosa zamba, describe el ambiente de la peña diciendo: "adentro puro temblar, el bombo con la baguala, y se alborota quemando déle chispear la guitarra". Y se pregunta: "dónde iremos a parar si se apaga Balderrama".



En Salta el turista puede emprender caminos al cielo.
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