Año CXXXIV
 Nº 49.184
Rosario,
sábado  21 de
julio de 2001
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Aún son altos los costos de separar transgénicos y convencionales

"Hay cadenas minoristas en Europa que están llevando a cabo una batalla de marketing que las lleva a ofrecer garantías absolutas de materiales no modificados genéticamente, sin costos extras, lo que terminará por destruir la cadena de insumos". Así lo señaló André D'Olne, integrante de la consultora europea Arcadia, especializada en sistemas de Identidad Preservada.
El especialista, que participó del seminario organizado por la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) sobre Identidad Preservada (IP), advirtió que el costo de la segregación de cadenas de commodities genéticamente modificadas puede llegar a extremos de comprometer el abastecimiento de las grandes comercializadoras minoristas europeas, que son las que más exigencias están poniendo en ese sentido.
"La identidad preservada con connotación negativa es aquella que surge debido a los requerimientos legales de la Unión Europea para separar e identificar las cadenas de commodities OGM y no OGM", indicó el especialista, quien señaló que, a diferencia de la connotación positiva (el caso de un especiality), en esta visión hay sobrecostos pero no sobreprecio ya que los compradores pretenden no pagar el peso de la segregación.
Arcadia, que trabaja con varias organizaciones y empresas agroalimentarias de Europa y Estados Unidos en el análisis de costos del sistema de Identidad Preservada, presentó en el seminario un modelo que se inicia con la producción de soja en EEUU, su comercialización desde ese país a Europa, su molienda en el viejo continente y su mezcla como alimento forrajero también en Europa. "Tomamos como modelo a los porcinos, terminando con la faena y la preparación para su distribución como carne de exportación", indicó. El modelo incluye un nivel de tolerancia del uno%.
La síntesis, luego de una larga y compleja explicación, fue básicamente la siguiente: los costos extras derivados del análisis y la segregación de la producción son especialmente altos en las primeras etapas de la cadena (producción, trading, molienda), donde se operan con bajos márgenes. El estudio señala que esos costos llegan al 15% en la etapa de procesamiento. Si bien se licuan en la etapa de la elaboración y consumo del alimento balanceado, no alcanzan para alejar el riesgo de colapso en los costos de toda la cadena.
D'Olome aclaró dos cosas: primero, que el cálculo es mucho más accesible si el nivel de tolerancia que se aceptara fuera del 5%, que por otra parte es el nivel acepetado para los productos orgánicos. Por otro lado, admitió que "en el futuro es probable que bajen los costos en las distintas etapas". Citó como ejemplo el caso de los ensayos PCR (método de detección de OGM a través del ADN), que "va a reducirse con el paso de los años".
Esto es en la medida que avance la industria de la certificación. "Se va a requerir una infraestructura de comercialización de identidad preservada de bajo costo que se está desarrollando en este momento", indicó.
El especialista señaló, además, que "deberían lograrse esquemas cooperativos entre las distintas partes de la cadena, especialmente por parte de los supermercados, que deben entender las consecuencias de los pedidos que les hacen a las primeras etapas".
"En cierta forma, el mensaje que debe transmitirse a Wall Mart, a Carrefour, a Tesco, y a las cadenas minoristas que hacen marketing con los nos OGM, es que no pueden decir quiero que sea así y punto, y tienen que entender que la existencia de algunos segmentos de la agricultura de la Unión Europea podría verse amenazada al imponer requisitos tan excesivos".


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