Año CXXXIV
 Nº 49.184
Rosario,
sábado  21 de
julio de 2001
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Se abrieron otros tres cráteres del volcán siciliano, del que fluye un magma muy compacto
El Etna amenaza a varias ciudades
Los habitantes de las localidades enclavadas en la falda de la montaña rezan sobre las valijas hechas y esperan ser evacuados

Miles de habitantes en torno al Etna, el mayor y más activo volcán de Europa, se preparaban ayer para abandonar sus hogares, frente a nuevas erupciones y ríos de lava que fluían por las laderas del coloso. Los expertos hablaban ayer de una erupción anormal. La lava fluye ahora no sólo de un cráter, sino que "esta vez todo el sistema se halla en movimiento", señalaba el especialista Orazio Di Stefano, y un comentarista de la televisión italiana hablaba de "el más elevado estado de alerta".
Cada vez con mayor frecuencia se elevan fuentes de lava, mientras fuertes explosiones sacudían las laderas del volcán siciliano, de 3.300 metros de altura, en cuyo entorno viven unas cien mil personas.
Acompañados de violentos ruidos subterráneos, cuatro nuevos cráteres se abrieron ayer en la montaña, de los cuales fluían gigantescos ríos de lava.
Una enorme corriente de lava se hallaba al mediodía de ayer a sólo pocos kilómetros de Nicolosi, una localidad de 5.000 habitantes al pie del Etna.
El río de fuego, sin embargo, se movía en un frente de 500 metros muy lentamente, a unos 150 metros por hora, dijeron las autoridades locales. "Ya nadie duerme en Nicolosi. Todos rezan y hacen sus maletas", precisó un residente de la ciudadela. La evacuación, ya planeada para casos de emergencia, podría comenzar en pocos días.
La Defensa Civil anunció que se deberá declarar el estado de emergencia para que la población pueda ser ayudada más rápidamente, pero hasta ayer el gobierno no se había pronunciado.
"Es hora de erigir muros de protección contra la lava", dijo el geofísico Giuseppe Patane. Para ello habrá que remover tierra hasta siete o diez metros de altura. "No sé cuánto durará esto, pero la masa de material que se halla en estos momentos en movimiento bajo la tierra es realmente enorme".
El geólogo alemán Bernhard Stöckhert, sin embargo, anticipaba que no habrá aún una erupción catastrófica, y sostuvo que "la situación no es crítica".
El río de lava, que fluye relativamente lento, podría engrosar y ganar en velocidad, "pero no es de esperar una catástrofe volcánica con peligro para la vida humana", dijo.
A juicio del alcalde de una aldea del Etna, un espectáculo semejante no se veía desde 1910, cuando la lava se detuvo justo ante la ciudad de Catania. El alcalde de Nicolosi, Salvatore Moschetto, insistió en la necesidad de usar explosivos para desviar el curso de lava y evitar que llegue a las zonas habitadas, al igual que se hizo durante la erupción de 1993.
El responsable nacional de Protección Civil, Franco Barberi, que ayer mantuvo una reunión de emergencia con los responsables de los seis municipios situados en la falda del volcán y el presidente provincial de Catania, trató de trasmitir un mensaje tranquilizador. Barberi insistió en que la situación "está bajo control" y que el estado de emergencia tiene sobre todo un carácter preventivo, ya que la lava es, de momento, muy densa y compacta, por lo que avanza con lentitud y su curso es previsible con antelación.
Otro frente de lava desciende lentamente hacia la zona desértica del valle del Bove, sin que represente un peligro para las zonas habitadas. No obstante, los expertos admitieron su preocupación por las características de esta nueva fase activa del volcán, que comenzó el 12 de este mes y que es poco habitual por el gran número de bocas que se abrieron con emisión de material magmático.
Durante la última semana se registró en la zona una intensa actividad sísmica, con multitud de pequeños temblores, por lo que se tomaron precauciones como desviar el pasillo aéreo utilizado por el vecino aeropuerto de Fontanarossa, en Catania, para evitar que los aviones se encuentren con las nubes de ceniza volcánica.



El poblado de Nicolosi amenazada por ríos de lava.
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