Año CXXXIV
 Nº 49.178
Rosario,
domingo  15 de
julio de 2001
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Angélica Gorodischer: "Estoy aprendiendo a ser libre"
En la Semana Negra de Gijón la escritora de Rosario habló de sus incursiones en géneros distintos del fantástico

Julián Diez

Más allá de los tópicos sobre géneros, la escritora argentina Angélica Gorodischer, cuya obra más conocida se ha centrado en el campo de lo fantástico, cree que con su obra intenta "organizar el mundo de otra manera", según explicó en el encuentro Semana Negra de Gijón, España.
"En el fondo, lo que me ocurre es que no creo en el realismo. Me parece que en cualquier obra hay un factor de invención, una dosis de imaginación que es tal vez un noventa y cinco por ciento del relato", dijo.
"Me di cuenta y ahora estoy aprendiendo a ser libre con cualquier tipo de relato, sin necesidad de ir al fantástico", apuntó Gorodischer, que se encuentra en la Semana Negra de Gijón impartiendo junto a la española Elia Barceló un taller literario, y que también brindará algunas charlas.
Pese a llevar algunos años sin escribir en particular ciencia ficción, la escritora admite que en su literatura está siempre presente ese género: "Es algo que te deja marcada. Estoy narrando una historia y de repente me desbarranco, me gusta hacerle perder el pie al lector".
Sin perder esa capacidad para la sorpresa, Gorodischer se va introduciendo en nuevos campos. "La práctica me hace conquistar nuevos territorios. Por ejemplo, pensaba que nunca podría hacer novela erótica, pero finalmente escribí una muy fuerte -mi marido me dijo que iba a tener que cambiarse el nombre...- y resultó finalista en el premio La Sonrisa Vertical", contó sobre su incursión en la literatura erótica.
"Luego, cuando murió mi última tía, mi hija me dijo que no debía dejar perderse la historia de mi familia. Pensé durante un tiempo que no podría afrontarla, pero un año y medio después me puse a la tarea", recordó.

Narrar una historia
Libros como "Kalpa imperial" (recientemente reeditado en España y de próxima aparición en Estados Unidos, traducido por Ursula K. Le Guin) o "Trafalgar" muestran el amor de Gorodischer por el puro y simple hecho de contar historias. Esos dos libros, de hecho, están compuestos como relatos narrados por unos relatores que, por decirlo suavemente, parecen añadir detalles de su cosecha a la narración.
"Yo quiero ser un poco como ellos. No pretendo nada al escribir, simplemente contar historias que no le ocurrieron nunca a nadie jamás. No quiero interpretar ni educar, sólo contar, mintiendo con las palabras, relacionando cosas sin relación aparente. Cuando escribo, no me propongo nada; como dijo el maestro Borges, escribo en estado de inocencia. En mi caso, entrando siempre por la puerta de la narración: si quieres ideología, creo que debes afrontar el ensayo", apuntó la escritora argentina.
Aunque estas afirmaciones no supongan que Gorodischer no mantenga a capa y espada posiciones acerca de los temas que le preocupan. Por ejemplo, su militancia feminista de décadas: "Las cosas están cambiando, es cierto, pero muy poco a poco. Y las mujeres siguen sin acceder al poder. Además, se perdió la gran tradición de la literatura femenina, que ahora empieza a rescatarse: detrás de Jane Austen hubo otras muchas escritoras de interés", aseguró.
En cambio, Gorodischer no se siente en absoluto interesada por la literatura femenina al uso: "Es algo puramente de moda, la espumita de una ola mucho más grande que está detrás. Esa literatura es casi rosa. Marcela Serrano, por ejemplo, escribe muy mal, y tampoco me interesa Angeles Mastretta", criticó.
En general, la autora de "Bajo las jubeas en flor" y "Opus Dos" se siente interesada sólo parcialmente por la actual literatura argentina: "Están esas novelas históricas sobre los amores de los padres de la patria, y las mezclas entre hechos y teorías sobre lo sucedido en las décadas pasadas. Este último tema me interesa, pero Dios me libre de tocarlo. No pondría bajo ningún concepto a Pellegrini en una nave espacial".



Gorodischer se refirió a sus escritos de literatura erótica.
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