Año CXXXIV
 Nº 49.170
Rosario,
sábado  07 de
julio de 2001
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Panorama
La revolución del pasto se pone en movimiento
La siembra directa y el rejuvenecimiento de praderas permiten aumentar sustancialmente la oferta forrajera. El caso de La Floresta

Leonardo Strignaro

Aunque suene extraño, la gran mayoría de las empresas ganaderas de la Argentina que encontraron una aplicación en la siembra directa y los rejuvenecimientos de praderas, lo hicieron por la sencillez de esta tecnología.
En primer lugar, porque se traduce en mayor operatividad y más posibilidades de alcanzar el forraje en tiempo y forma durante años. Y por otro lado, debido a los resultados que se obtienen al lograr una mejor asignación de los tiempos y recursos.
Asimismo, y yendo un poco más lejos, porque con la siembra directa se consigue un mejor aprovechamiento del piso que en los sistemas convencionales, y se reduce la erosión hídrica o eólica de los suelos, se optimiza el uso del agua y permite tener un parque de maquinaria simple en función de la superficie a implantar.
Con los resultados a la vista, el pasado 13 de junio, el establecimiento La Floresta, de Curupaity, en la provincia de Santa Fe, mostró cómo se trabaja con la tecnología Monsanto para el desarrollo de los campos del mañana. Un programa que apunta hacia una nueva ganadería pastoril y la mejora continua de resultados por medio del intercambio y la capacitación.

Ver para creer
En una recorrida por 6 paradas, donde se pudieron observar lotes con rejuvenecimientos de campos bajos, alfalfas y bajo dulce, así como predios trabajados en siembra directa de alfalfas, avena sobre girasol y rastrojo verde de soja (cebadilla y avena gaucha), La Floresta mostró una tecnología que comienza a arraigarse en el norte de Santa Fe y ya lleva una considerable cantidad de hectáreas rejuvenecidas en la provincia de Buenos Aires.
"Allí ya se alcanzaron las 200 mil hectáreas entre un poco más de 2 millones de hectáreas que restan por hacer. La diferencia más clara pasa porque los productores bonaerenses captaron más rápido los beneficios que en Santa Fe. Fue más fácil establecer el ida y vuelta para adoptar el sistema de trabajo", comentó Fabián Tommasone, coordinador técnico del programa Campos del Mañana.
Lo real pasa por quienes lo utilizan. En esos campos ganaderos se ha podido triplicar la producción de pasto, pasando en algunos lugares de los 40 a los 120 kilos por hectárea y, en las mejores zonas, de 100 a 300 kilos de pasturas por hectárea.
Según Tommasone, los resultados obtenidos con el rejuvenecimiento de pasturas le están permitiendo a la ganadería lograr lo que la agricultura alcanzó con la tecnología de las Sojas RR. "El cambio a nivel impacto en la empresa es inexplicable. Sólo es necesario tener en cuenta que si lo comparamos con actividades agrícolas, se necesita más tiempo para llevarlo a la práctica e implementarlo masivamente, observando siempre la proporción que conviene para hacerlo en cada empresa ganadera", señaló.
Pareciera que lo raro del rejuvenecimiento de pasturas es que todavía es una técnica que está mal usada. Muchos productores, a pesar de haberla adoptado, aún no han logrado interpretarla para mejorar. Sin embargo, los técnicos consideran que es prudente no apresurarse, sino dejar que el productor comience a probarlo en pequeña escala y así determinar la forma de seguir evolucionando.

Un campo del mañana
La tecnología aplicada en las 1.710 hectáreas del establecimiento La Floresta registró en los últimos cinco años un promedio de rentabilidad del 7%, es decir 150 mil dólares libres de polvo y paja ,con un capital de la tierra cercano a los 1.000 dólares la hectárea, más toda la hacienda que tiene el campo.
Antes se producía alrededor de 160 kilos de carne y hoy alcanzan los 350 kilos. En el pasado se ganaban 40 pesos por hectárea y actualmente se alcanzan los 160 pesos.
Para Tommasone, la clave de éxito en La Floresta pasa porque entre antes y ahora hay 600 hectáreas en agricultura, con 2.000 cabezas de ganado. "Creo que en todos los campos donde hay opción de hacer agricultura, una decisión inteligente es hacerla corriendo la hacienda a los lotes más bajos y generando el pasto de una calidad insospechada para ese tipo de suelo, que permite hacer agricultura y ganadería sin achicarse en vacas, sólo trasladándolas a otro sector. Una sumatoria de factores, que genera ganancias por donde uno no lo tenía previsto".

El sur también existe
Desde 1992, la introducción de siembra directa y los rejuvenecimientos de praderas y campos naturales en una serie de empresas ganaderas, permitió potenciar los recursos como el suelo, las plantas, los animales y particularmente el humano, a través de la dedicación, observación y convicción para una reingeniería en la relación de estos recursos con impactantes resultados productivos y económicos.
Se fijó una meta que apunta a generar un aumento en la producción de alimentos para la ganadería, y permite reducir costos de producción, insertando a nuestro país en el camino hacia la competencia de la ganadería del futuro.
Es decir, lograr más alimentos (pasto y grano), produciendo sin deteriorar, con los mismos recursos. La alternativa es esta técnica que se adapta a empresas ganaderas o mixtas con sencillez. Y aún más simple, si se interpreta que en el sur de Santa Fe existen una gran cantidad de hectáreas no agrícolas, con suelos clase IV a VI, que tienen graves problemas hídricos y donde podría funcionar perfectamente un esquema de implantación y rejuvenecimientos de praderas para la incorporación de hacienda.
"Una tecnología especial para campos bajo dulce con alcalinos", explicó Tommasone, y agregó: "Mucho más para los productores del sur de Santa Fe, que acostumbrados a mucha agricultura, no valorizan los bajos de su establecimiento y han decidido desarmar todo lo que les permita meter la ganadería; ya sea alambrados, aguadas y las propias vacas".



La clave es fomentar el banco de semillas del suelo.
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