Año CXXXIV
 Nº 49.166
Rosario,
martes  03 de
julio de 2001
Min 6º
Máx 16º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Fórmula Uno: Los sueños del cavallino rampante

Con la sensación de que el título del 2001 está casi asegurado, Ferrari celebra los ocho años de gestión de su director deportivo, Jean Todt, pero sueña también con que Michael Schumacher iguale con la escudería italiana la mítica marca del argentino Juan Manuel Fangio.
"Un hombre solo al comando, en la mira tiene el récord de Fangio", tituló ayer el diario italiano La Repubblica al señalar que Schumacher se apresta a sumar este año su cuarto título en la Fórmula 1 y que, con sólo 26 años, podrá igualar los cinco campeonatos de Fangio.
"De tiempo inmemorial se continúa diciendo que el famoso, fantástico y legendario récord de Juan Manuel Fangio, los cinco títulos mundiales, hoy sería imposible", dice el diario, que agrega sin embargo que Schumacher "está rompiendo todos los esquemas".
Ese récord, según el diario, obsesiona más a Schumy que el de las 51 victorias del francés Alain Prost, del cual quedó a sólo un triunfo, tras ganar el domingo el Gran Premio de Francia, su victoria número 50 en 154 carreras y en una temporada que lo tiene como neto dominador y firme favorito al título.
Pero, además de Schumacher, Ferrari celebra también a Todt, pues cuando hace ocho años llegó a la escudería reinaba la incertidumbre, a diferencia de un presente glorioso, encaminado al tercer título seguido en la Copa de Constructores.
"Me hubiera gustado que en el podio del GP de Francia hubiese estado Todt, porque no me olvido de que fue allí, en Magny Cours, que él debutó el 1º de julio de 1993. Los resultados de su trabajo, hecho con afecto, honestidad y dedicación, están a la vista de todos", declaró el presidente de Ferrari, Luca de Montezemolo.
Todt, con el firme respaldo de Montezemolo, empezó a guiar con mano cada vez más segura a una Ferrari que venía de vivir años negros -memorables las críticas devastadoras que le propinó Prost, antes de ser despedido- y que encontró en la contratación del alemán Michael Schumacher, en 1996, el impulso definitivo para recuperar su pasado prestigio.
Con Schumacher, Ferrari volvió a ganar el año pasado el campeonato mundial que le faltaba desde 1979, pero en el ínterin el piloto alemán había perdido dos títulos por simple mala suerte en las últimas carreras de las temporadas 1997 y 1998, antes de sufrir un grave accidente en la pista de Silverstone, el 14 de julio de 1999, que lo tuvo varios meses parado.
En Maranello todos recuerdan el respaldo firme y solidario que, en esas difíciles circunstancias, Todt brindó a Schumacher, dejando bien a las claras que -pese a la operación que había sufrido en su pierna derecha que lo tuvo tres meses lejos de las pistas- seguía siendo el número uno del equipo, a pesar de que su compañero, el irlandés Eddie Irvine, estaba luchando por el título mundial.
Desde que él llegó, Ferrari no sólo ganó en dos ocasiones consecutivas el título mundial de constructores sino que Schumacher alcanzó la plenitud de su carrera: con los autos italianos lleva ganados 30 GP y va en camino de conseguir su cuarto título mundial, cada vez más cerca de Fangio.


Diario La Capital todos los derechos reservados