Año CXXXIV
 Nº 49.160
Rosario,
miércoles  27 de
junio de 2001
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Salvan a una familia de morir por intoxicación
Un matrimonio y sus cuatro hijos sufrieron las emanaciones de monóxido de carbono de un brasero

Un matrimonio y sus cuatro hijos estuvieron a punto de morir ayer mientras dormían como consecuencia de las emanaciones de monóxido de carbono de un brasero encendido dentro de una precaria vivienda de la zona noroeste de la ciudad. La tragedia fue evitada cuando la criatura más chica, que presentaba los primeros síntomas de la intoxicación, alcanzó a despertar a su madre casi inconsciente -también por acción del mismo gas-. Además una vecina llamó al Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies), cuyos médicos llegaron a tiempo para suministrarle oxígeno a las víctimas.
La historia con final feliz ocurrió ayer a la madrugada en la humilde vivienda de Einstein 6971 (Gorriti a la misma altura), donde viven Gisella Cerruti, de 26 años; Luis Serdá, de 24 y los pequeños hijos de la pareja: Luis, de 8 años; Milano, de 6; Franco, de 5, y Aylén, de 2.
Cerca de las 2 toda la familia se encontraba durmiendo y, para combatir el intenso frío de la madrugada, estaba encendido un brasero con una bolsa de carbón. Al parecer ninguno de los habitantes de la casa pudo percibir la inhalación de monóxido de carbono, salvo uno de los chicos más pequeños que se despertó con fuertes dolores de cabeza y en la zona abdominal.
Según fuentes de la policía y del Sies, el chico logró despertar a su mamá pese a que sufría los nocivos efectos del gas. A todo esto Luis y los otros tres chicos seguían dormidos. Gisella reaccionó, pero la intoxicación ya le había provocado una notable debilidad en las piernas que le impedía moverse o levantarse de la cama. Entonces, la mujer también empezó a gritar y así logró que su pareja reaccionara y pudiera abrir la puerta de calle para pedir ayuda.

Intervención de una vecina
María Salesi, una vecina del lugar, advirtió lo que ocurría y decidió llamar a la policía y al Sies. Cuando los médicos llegaron se encontraron con un cuadro gravísimo de intoxicación. "Toda la familia presentaba signos de asfixia. Lo primero que se hizo fue ventilar el ambiente, sacar el brasero al exterior y suministrarles oxígeno a los pacientes", comentó una fuente del servicio municipal de urgencias.
El vocero del Sies consignó que la familia sufrió una intoxicación "de mediana gravedad", pero a la vez remarcó: "Si no se despertaba la criatura, hubiesen muerto todos en esa casa".
Las muertes por intoxicación por monóxido de carbono se producen mayoritariamente en invierno por la manipulación de medios de calefacción precarios. La utilización de braseros o de estufas en malas condiciones provoca la liberación del mencionado gas.
"El problema es que el monóxido de carbono no tiene olor y su densidad es muy parecida a la del aire. Por eso no se lo percibe con el olfato. Además, los primeros síntomas que produce (cefaleas, mareos, náuseas) suelen ser atribuidos a otras cuestiones de salud y si la víctima no reacciona indefectiblemente muere", apuntó el director del Sies, Omar Mattana.
El profesional remarcó que muchas veces las personas intoxicadas "están conscientes que están en problemas, pero sufren un debilitamiento muscular tan grande que no pueden defenderse e irremediablemente mueren". Por eso, desde el Sies desalientan el uso de braseros y tarros de aserrín para calefaccionar ambientes cerrados y recomiendan mantener los artefactos de calefacción en buenas condiciones.


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