Año CXXXIV
 Nº 49.160
Rosario,
miércoles  27 de
junio de 2001
Min 0º
Máx 17º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Reflexiones
La actitud de Binner

Evaristo Monti

La historia de la humanidad es un sinuoso balance entre conmovedoras lealtades y repudiables traiciones. La personalidad se embellece en la concurrencia de fidelidades y reconocimientos pero se vuelve rastrera serpenteando en oportunismos, ingratitudes y acomodamientos. Es decir, traición. Distingo en política el tránsfuga del traidor, aquel va de un partido a otro, éste deambula por la infamia.
El general español Osorio, vencido por San Martín en Maipú, escapó abandonando su valija con abundante correspondencia. Narra su edecán, que San Martín las leyó y las quemó. Provenían de traidores que, luego del desastre de Cancha Rayada, se dirigían al jefe godo jurándole fidelidad y renegando del Libertador. Nadie ignora que Manuel Belgrano, el más puro de nuestros patriotas, fue traicionado sin piedad. Murió un 20 de junio -acaban de cumplirse 181 años- abandonado por los gobernantes miserables de esos momentos, sin un centavo, con la sola compañía del amigo fiel, un médico europeo. Lo dijo al memorarlo Romero Sosa: "incluso cuando hizo flamear la celeste y blanca Belgrano fue traicionado".
Ahora que Carlos Saúl Menem está preso en la casa de un amigo fiel, comienzan a destilarse las personalidades. No encenderé el debate sobre su culpabilidad. Si hasta Alfonsín se puso a estudiar la figura penal de la asociación ilícita que los jueces de la servilleta usan como los médicos usan el virus para facilitar el diagnóstico. No es Menem el objeto de este trabajo sino cómo, preso, se descubren caras y caretas. "Hay que ser muy valiente -dijo un ilustre pacifista- para predicar la paz cuando truenan los cañones" y yo diría, sin originalidad, que se necesita mucho coraje para mantener entereza cuando cae un amigo. Es una dignidad vital, espontánea y pudorosa, la que no demostraron ni Duhalde ni Ruckauf, la que sí demuestra Reutemann, el único que nunca aceptó ser obsecuente de Menem mientras los bonaerenses se destripaban por demostrarlo. Reutemann, que no es presidente porque no tragó el ricino de ciertos personajes indigeribles que quería imponerle Menem, tomó el teléfono y lo saludó. Eso es dignidad.
Miremos a Binner. Gobierna Rosario -legítima pero no eficientemente- desde 1995, el mismo año en que asumieron Menem y Obeid. Disfrutó hasta el hartazgo de las tetas peronistas. De no haber sido por el infantilismo y soberbia de los socialistas, hoy Rosario sería con esa copiosa ayuda, la Barcelona del interior, como dijo Sarmiento de Mendoza en 1840. Nuestra ciudad fue elegida para avanzar pero eligió un freno para gobernarla. Es imperdible el artículo de La Capital sobre las frustraciones de estos años. Peor es la actitud: ¿resulta confiable un político que abomina de los peronistas y vivió 4 años a la sombra del peronista Obeid? Celebra la prisión de Menem con gestos de hincha de fútbol pero fundamenta el Plan Director de Rosario en las obras de Menem. El Plan Director es un pormenorizado estudio sobre las variables de expansión, crecimiento y desarrollo de Rosario, hecho por los técnicos municipales y firmado por Binner. Son gruesos, prolijos y densos volúmenes. El progreso de Rosario se basa en las obras multiplicadoras de Menem y están citadas: Puente Rosario-Victoria; autopista Rosario-Córdoba; señalización y dragado del río Paraná; segunda avenida de Circunvalación; navegación permanente de grandes convoyes de empuje en las vías navegables más importantes según la hidrovía; anillo perimetral (Circunvalar) llevando las vías ferroviarias que encadenan a la ciudad a la altura de la ruta AO12, liberando inmensas zonas; transferencia al patrimonio rosarino de docenas de manzanas provenientes del Estado nacional en el traspaso a nuestro favor más grande de la historia. Nunca desde que se fundó Rosario tuvo una acumulación de obras nacionales y cesión de bienes como en la década del 90. No lo digo yo, lo dice Binner, lo firma Binner. Y encima los fondos del conurbano que llenaron las arcas municipales. Ha querido irónicamente el destino que estas incalculables aportaciones las recibiera el actual intendente, que nunca supo qué hacer con ellas. Como el paraguayo Negrete, ganador del primer Prode de significación que se enredó con una fortuna sin atinar a usarla provechosamente. Estos socialistas malograron el proyecto de Soros en el Scalabrini Ortiz; el hotel 5 estrellas en un predio soberbio vendido por la Nación a precio de regalo; perdieron por torpeza y caprichos el magnífico solar de la fábrica de armas; jugaron infantilmente en emprendimientos gigantescos como el Circunvalar; despilfarraron millones en el Cema de Balcarce y San Luis. Nunca entendieron la ciudad. En 1999 vinieron los sarracenos y nos muelen a palos, es sabido que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos. Años insultando a Cavallo, hoy es el salvador. Meses de campaña por De la Rúa, hoy es la usina del desastre. El plan de Binner se basa en las obras de Menem pero brinda por su encarcelamiento.
Encabezados por Estévez Boero, los socialistas pegaron miles de afiches: "Dame patria mía un presidente como Alan García". Era el presidente de Perú. Significaba dos cosas: una patada al presidente argentino de entonces, Raúl Alfonsín, y consagraba a Alan García como modelo de político. Poco después Alan García se escapó tras desmantelar a su país y abrió el camino a la locura de Fujimori. Fujimori es un vil producto de la necedad y voracidad de Alan García, el modelo de los socialistas, cuyos ídolos no van a la cárcel porque huyen de su país.
Doble faz. Ateos pero bautizan al nene. Agnósticos pero van a la procesión de San Cayetano. No creen en Dios pero se arriman al Padre Ignacio. Sin duda honestos, bancan a la esposa asociada a un colega radicado en España -las llamadas intercontinentales las pagan los rosarinos- y dan el teléfono particular que suele atender el marido, intendente. Pagan con plata del pueblo contratos, becas y pasantías por 17 millones al año, el 20% al PSP financiado por los rosarinos todos. Suponiendo que la Dirección de Tránsito exista, su misión consiste en pagarles sueldos a 220 estudiantes de Franja Morada y Mariano Moreno con el cuento de la educación vial. Nos reíamos de Bercovich, intendente radical del 64, porque inauguraba semáforos con charanga incluida y hoy, 40 años más tarde, Binner ¡intendente de la ciudad más grande del interior! cursa invitaciones para inaugurar un semáforo de plástico en Oroño y 3 de Febrero. Conducta condenable, saborear la miel y matar las abejas. Estos audaces socialistas han devorado el desarrollo, progreso y expansión de Rosario. Como dice Sarmiento en su Facundo, "es triste gloria vaticinarlo sin hacer ningún esfuerzo por evitarlo".


Diario La Capital todos los derechos reservados