Año CXXXIV
 Nº 49.160
Rosario,
miércoles  27 de
junio de 2001
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Una mujer platense cambia comida y dinero por armas
Se trata de una ex profesora que ya logró que tres adolescentes le entregaran sus pistolas

Una ex profesora de geografía de 75 años concibió su propio plan para reducir la cantidad de armas ilegales en La Plata: ofrece comida y dinero a cambio de revólveres y pistolas que, luego, entrega a las autoridades de seguridad para su destrucción. Se trata de Lidia Ortiz de Burry, de 75 años, quien desde hace 4 años ayuda a familias de sectores carenciados de la periferia de La Plata y ya logró con este "plan canje" que tres adolescentes le entregaran sus armas de fuego a cambio de bolsas de comida, ropa y de una beca 30 pesos.
"La idea surgió cuando leí en el diario que en Nueva York hacían canjes de armas por juguetes, después leí que en Mendoza hacían el canje por alimentos y dije «bueno, yo también lo puedo hacer». Lo propuse primero en los comedores y les pareció bien", explicó la mujer. Burry expresó que "al intermediario le entrego ropa y comida y al dueño del arma ropa, comida y una beca de 30 pesos".
A principios de este año, el Renar inició la "campaña de legalización de armas" para el 2001, en un nuevo intento por reducir el mercado ilegal que nutre a la delincuencia. Así, los ciudadanos que posean armas sin permiso de tenencia pueden regularizar la situación hasta el 31 de mayo próximo a un costo de diez pesos por arma y, en otro caso, "entregarla en forma gratuita para su destrucción", sin exponerse a sanción alguna, garantizó el organismo.
"Yo no necesito saber nombres (de la persona que entrega el arma de fuego), el arma la llevo a una comisaría de La Plata, y ellos me dicen lo que debo hacer", dijo la mujer. "Hay muchísimas armas en las villas. Haría falta que más gente se solidarice y ayude", dijo Burry, quien hasta el momento logró que tres adolescentes le entregaran sus armas.
"Tres chicos de entre 16 y 17 años me entregaron sus revólveres, fue una satisfacción", recordó la mujer que aclaró que, en principio, no tuvo contacto directo con los menores sino que 20 días después, éstos "se presentaron solos, espontáneamente. Yo nunca dije que quería conocer a los chicos", explicó.
Además, aclaró que los adolescentes "habían estado tres o cuatro veces presos, o venían de reformatorios, saben lo que es el encierro, han sufrido, los han echado de sus casas. Pero el diálogo fue positivo".
"Justo cuando se presentaron tenía que pintar un departamento y los convoqué para que lo hicieran, trabajaron muy bien y les pagué lo que me cobraban otros pintores, 350 pesos", recordó.
Ortiz de Burry dijo que "es poquísimo lo que les doy" a cambio de las armas de fuego, y reconoció que no todos aceptan el canje. Uno me dijo que si me daba su arma se quedaba sin herramienta para trabajar de noche, en eso fracasé".
"He recorrido los principales colegios solicitando sean padrinos de algún comedor, casi todos aceptaron y esta interacción entre los chicos de ambos sectores es parte de la enseñanza", remarcó.
La mujer criticó la "mano dura" impulsada por algunos políticos, entre ellos el gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf. "Con mano dura no se consigue nada, es mejor la mano enérgica pero suave", dijo con tono académico la mujer.
Según cifras oficiales, en la Argentina -durante el 2000- un total de 154.538 nuevos usuarios se anotaron en el Registro Nacional de Armas.



Ortiz de Burry inició un curioso "plan canje".
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